Presente, nueve años después.
Estoy en mí último examen de mitad de curso, normalmente acostumbro a estudiar y conseguir buenas notas. Pero ayer cuando llegue a casa, al sentarme en el escritorio de mi madre con su portátil, (ya que el mío ha muerto) descubrí un libro de romance en sus estanterías, enseguida tuve que leerlo. Me prometía una y otra vez, cada que terminaba un capítulo que ese iba a ser el último. No fue así, quinientas páginas después eran las diez de la noche. La hora en que dormía, y aunque quisiera mis ojos también se estaban cerrando. Así que no estudié nada. Para el examen que definía si pasaba la materia de física.
Subo el rostro, y me encuentro con la atenta mirada del profesor. El hombre había estado trabajando desde hace décadas en esta institución, dos años más y vendría su anhelada pensión. Él mismo nos lo recordaba cada día diciendo "Poco tiempo me queda aquí, lo que significa que dejaré los mejores bachilleres de estás dos promociones en mí área". Lo cumplía, enseñaba con pasión y algo de rabia también. No era culpa suya que no hubiera estudiado anoche, pero deseo con toda el alma que deje de mirarme ahora. Y así voltear la cabeza, para mirar la hoja de Raquel. Mi mega inteligente mejor amiga. Bajo el rostro y muerdo mis labios, miro mi reloj de mano, faltan veinte minutos y sólo he escrito mi nombre. Estoy completamente jodida.
Miro a mí otro lado, a Maicol. No es el más el listo, ni burro de la clase. Notas normales. Justamente lo que necesito para pasar la materia. Con cuidado de no ser pillada, me inclino un poco y empiezo a copiarme. "A...C...C...B" y así. Sin embargo el último ejercicio, el que tiene más puntos es uno sin opciones. Se tiene que escribir el resultado mostrando una operación. Lo leo, y leo. Llego a una solución que no me deja muy segura, pero he terminado el examen. Vuelo a mirar mi reloj, justo a tiempo. Se han acabado los veinte minutos. El maestro se levanta de la silla.
−Entreguen los exámenes, ya. El que no termino dudo que haga algo en segundos – Empieza a guardar sus cosas en la maleta.
Todos nos levantamos corriendo, sabemos que si las hojas no están para cuando salga, se irá sin ellas y nos pondrá un lindo "0". Uno a uno colocamos los exámenes y nos volvemos a sentar en los pupitres. Colocados los exámenes, el maestro los toma y sale del salón. Sin decir adiós, muy común en él.
−¿Cómo crees que te fue? – Me pregunta Raquel. Tiene ese brillo en los ojos, que esperan que le digan que "Bien".
Me encogí de hombros, y ella se cruzó de brazos.
−Camila... Llevas perdiendo los exámenes por estar leyendo en vez de estudiar, dime que esta vez no fue así.
Diablos, me conoce tan bien. No puedo mirarla a los ojos.
−Me siento culpable, la embarre. Volví a caer en el vicio... Cuando estaba leyendo me repetía que ese sería el último capitulo, pero a cada página que avanzaba quería saber que iba a pasar... – Le sonrio, mostrando todos los dientes. Ella resopla y asiente.
−Ya, ya. Sabía que lo harías. Eres buena en las otras materias sin necesidad de estudiar, pero física te sobrepasa.
−Ahhhh que envidia me das, tú eres buena en todas las materias. Cerebrito – Le saco la lengua.
−A mucha honra – Dice acomodándose las gafas moradas.
Las dos nos miramos ofendidas, pero al final terminamos riéndonos sin saber el porqué. Como la mayoría de las veces.
Al final he ganado el examen, un 7/10. Y he logrado pasar física. Cuando una compañera me lo entrego en pleno descanso, casi escupo las palomitas que estaba comiendo. Maicol se ha convertido en mi salvador secreto. Nunca, nunca nadie lo sabrá. En éste colegio son muy estrictos en la copia
de exámenes para los de último año. Mi caso.Cuando tocaron la campana de salida, los de menor clase salieron corriendo de sus salones, dejando papeles y las suelas de sus zapatos plantadas en el pasillo blanco. Me entro una nostalgia desconcertante, dentro de cinco meses dejaría de ver todo esto. Pronto me graduaría. Luego que todos los de clases menores salieran, nos soltaron a nosotros. Saliendo a la calle, me volteo y miro el colegio. "COLEGIO LA COLINA" se lee en grandes letras verdes a sus afueras.
−¿Nostálgica? – Me pregunta Raquel a mi lado.
La miro, y está acomodando su uniforme para que se vea impecable. Siempre hace eso. Odia que la vean con el uniforme desaliñado en la calle.
−No, sólo pienso que ojalá las vacaciones durarán más tiempo – Mentira, sí lo estoy.
−Otra vez está confirmado que pensamos diferente, yo quiero que empecemos clases lo más pronto para graduarnos he ir a la Universidad.
−Eso es porque ya sabes lo que quieres ser, una abogada. Y te pega, te imagino genial en eso... Pero yo no sé que voy a hacer cuando me gradué. Mi madre me lo pregunta todo el tiempo, lo sabes. Me estoy quedando sin tiempo para decidir.
Ella deja de arreglarse el uniforme y se tira sobre mí, para darme un abrazo. Lo bueno es que estamos alejadas de la gente y nadie se ha dado cuenta de la escena.
−Ambas sabemos para que estás hecha, la música. Serías una gran cantante, si tan solo no te diera miedo decírselo a tu madre... – Me dice en el abrazo.
−Sabes que ella odia que pierda el tiempo componiendo, en vez de estudiar− Desago el abrazo y limpio con el antebrazo algunas lágrimas traicioneras.
−Bueno... Al menos sabemos que nada con física.
Las dos nos reímos, y Raquel me toma del brazo para empezar a caminar, a mi casa. Quedamos que veríamos toda la tarde películas en Netflix con Coca Cola y Doritos. Por eso el día anterior habíamos ido a comprar a Makro, esas golosinas al por mayor con algunos ahorros de ambas.
Sin percances, las dos vimos cuatro películas además de tomarnos fotos y bobear. Me dio la tranquilidad que necesitaba, luego de hablar del futuro.
***
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¿Y si nos amamos? ♥️
Roman pour AdolescentsEsta es una historia ambientada en una pequeña ciudad costera de Colombia, llamada Santa Marta. La cual narra el final de la adolescencia de Camila Jiménez; una artista reprimida. Que sueña con poder llegar a ser cantante. Pero como todos los artist...