Cuando se llega al punto de decidir en cambiar para bien o cambiar para mal, es el segundo más difícil y largo que espera nuestra personalidad para moldear nuestra esencia.
No se puede satisfacer a todos pero si se puede estar tranquilo con uno mis...
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24 de Diciembre.
Hola diario.
Hoy te contaré un poco de Daniel, ya ha pasado mucho tiempo desde lo sucedido, pero hoy día siento la necesidad desahogarme. Porque hay días como estos en los que recordarlo me hace sentir mejor.
Fuí creciendo y me volví una chica rebelde e introvertida, los mayores la llaman la edad del burro más yo lo llamó adolescencia.
Unas que otras veces aguantaba las palizas de mi madre, a ella no le agradaba q le tocara a su hijita mayor la "llorona", la chismosa. Camila tenía una manera peculiar de manejar las palabras a su antojo, aumentaba o disminuía lo q le convenía.
Al rato terminé por dejar de defenderme y solo aceptar los latigazos cuando la llorona se quejaba acompañado de dramas.
En mi cuarto descubrí un mundo de ilusiones en el cual lo pintaba a mi deseo e imaginaba q todo era felicidad.
Cuando conocí a Daniel, algo dentro de mi, me decía: "ese el el indicado". Único hijo varón y por lo tanto el más cuidado y querido, cada día su padre lo preparaba para que llevará el negocio de la familia a otro nivel, aquello le aterraba, defraudar a su padre no estaba en sus planes.
Yo apenas era una chica de 14 años, pero con el me sentía de 24. Porq me respetaba y escuchaba con atencion mis locuras. Aunque muy pronto cumpliría los 15, la edad no importaba entre nosotros, el solo tenía 20 y como decía José José , "es el amor lo q importa y no lo que diga la gente"
Cada vez que se iba a pescar se despedía de mi, aquello me elevaba al cielo, me hacía sentir como si fuera su fuerza vital, y que solo yo calmaba sus miedos . Entre los pescadores se tenía la creencia que mar adentro se encontraban las sirenas esperando a los hombres solitarios que habían perdido la fé. Esta fábula me ponía muy triste, chavala al fin, el perderle de esa u otra me ponía los ojos aguados. Daniel era la mitad que completaba mi ser y el solo imaginar perderle era muy desolador.
No tardó mucho q los rumores en el pueblo se esparcieron y mis padres se enteraron q un pescador me pretendía y claro que los regaños, oficios y palizas aumentaron cada vez que me osaba a renegar o poner mala cara por cualquier cosa. Según mis padres niña que estaba inquieta era sinónimo de que quería más oficio en casa.
Nuestros encuentros, se reducieron a una vez por semana, pero eran tan intensos llenos de adrenalina que cada palabra, besos y caricias eran las más dulces de aquella época.
La rutina de salir a ver el ocaso del sol era el pretexto perfecto que encaja muy bien para verlo de lejos embarcar la panga. A la distancia me encomendaba a Dios pidiendo q lo traiga con bien.
Las cartas se convirtieron en el medio de comunicación más seguro en esos momentos, los papeles iban y venían cada vez q la oportunidad se presentaba, aquellas cartas siempre venían acompañadas de tarjetas dibujos, dulces o chocolates.
Una tarde accedí a escaparme con él, al principio fue sólo por salir a pasear y escuchar su voz pero al final del día terminé en sus brazos convirtiéndome en su mujer.
Al siguiente día todos se habían enterado de mi huida con Daniel, para ese entonces ya no era la niña ingenua y mis padres como es de entender no querían verme ni en pintura, habían descubierto gracias a mi la vergüenza de haber perdido a la hija menor con un pescador q con su salario no le alcanzaría jamás para mantenerme como lo merecía. Según ellos los había defraudado y toda esperanza que habían tenido de mi gran futuro, se desvaneció como se desvanece las olas del mar al llegar a la orilla. Por ahora fue suficiente, recordar los comienzos junto a Daniel, crei q me sentiria mejor, pero ha sido todo lo contrario, nunca aceptaré que nos haya dejado solos. Adiós Diario, es mejor guardarte porq las ganas de arrancar estas hojas es muy grande.