Caminando en tinieblas

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Hola diario

Fue duro pero no imposible escribir lo que pasé. Ya me vez aquí dándome yo misma ánimo. Y es que a mi corta edad me tocó madurar muy rápido.

De ser la esposa de Daniel pase a ser la viuda del pueblo. No tienes idea lo que ese título trajo a mi vida a más de levantar muuuchas falsas calumnias también me trajo una época muy dolorosa.

Pues como era normal, mis padres comenzaron a sobre protegerme  aunque eso equivalga a  no dejarme salir a ningún lado por temor a escuchar aquello que ya rondaba en el pueblo. La gente, vecinos, amistades pueden llegar a ser muy crueles y severos, aquí cae perfectamente el dicho: "en la tristeza, carencia o enfermedad se conocen a los verdaderos amigos".

Y no es que quisiera salir , todo lo contrario, odiaba salir, no me apetecía para nada pero por razones obvias como esposa de Daniel tenía que hacerlo a fin de dejar arreglado la parte legal que me correspondía.

Por un buen tiempo la pase mal, la universidad en algo me aliviaba pero al llegar a mi cuarto me ahogaba, necesita de él hasta para respirar. No quería que nadie me viera,  no quería dar explicaciones o nada parecido. Fui desarrollando un tipo de bulimia o no se si era ansiedad por comer y comer, quería sentirme fea, que nadie más me mirara. Ya no quería vivir más.

En una ocasión, lo recuerdo  muy bien aquel día, mientras yo dormía en nuestro cuarto, escuché que Daniel se acostó a mi lado, me abrazó ye dijo que no llorara más. En mi mente creí que todo lo que había vivido era solo una pesadilla y que Daniel no había muerto. Enseguida le dije: "No te vayas nunca más",  apreté su mano y me quedé dormida. Al despertar me quedó la duda de saber si era él o simplemente era un sueño. Sólo se que desde aquel día lo he sentido en muchas ocasiones como en las que me siento devastada. Se manifiesta con su aroma, el perfume que él usaba se siente muy fuerte en el ambiente. Su presencia aunque no la vea, se que está a mi lado y me transmite tranquilidad.

Nuestro Danielito sufrió los peores estragos, aunque también era muy pequeño,  para él estaba claro que su papito ya no volvería a casa y que su cuerpo estaba en aquel lugar que le llaman cementerio y su alma aya arriba con Diosito. No se que grado de todo eso lo entendía pero escucharlo decir aquello me deprimida mucho.

Pasaron semanas, meses y años. Y aún me duele recordarlo. Hubo mucha injusticia de parte de la familia de mi esposo. Hoy por hoy  me doy cuenta, que actúe con responsabilidad y madurez  al no prohibirle  nunca a mi Danielito que visite a sus abuelos paternos, aún sabiendo que llenaban su cabecita de mentiras y basura. Ahora que ya esta grande, puede disernir quién actua de mala fe  y quién es su madre.
Del único pecado q me pueden acusar es de haberlo amado aun siendo una niña. Porque con errores y tropiezos di lo mejor para ellos, mi familia.

 Diario de una niña #TheDomains2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora