Ellos

10.6K 918 37
                                    

— ¡Corre, Ronin! — gritaba el menor de los Roronoa, bastante preocupado por su hermano.

Habían decidido descansar en una isla primavera, pero no contaban con que lloveria ese día.

— ¡Busquen algún lugar donde hospedarnos, niños, será solo hoy! — gritaba Sanji a espalda de ellos.

Sanji, Ronin y Tora habían ido a comprar suministros para la cocina, y en media excursión los atrapó la lluvia. Minutos después, en un hotel cercano.

— Sequence, si se enferman, su padre me cortará en pedazos. — entregó un par de toallas a los chicos, quienes sonrientes obedecieron al mayor.

— señor Sanji, ¿Por qué te enfermas por correr bajo la lluvia? — cuestionó el más pequeño, mirando directamente a su tutor.

— ni idea, yo nunca me he enfermado, he estado herido a muerte pero nunca enfermo... — meditó sus palabras al ver el semblante pálido de ambos niños. — ¡No, no, no se asusten, fue hace años, lo juro! — agitó sus manos, agachándose a la altura de ambos. — miren, vamos a dormir, seguramente Zoro y los demás están preocupados por lo que sucedió ahora, supuestamente íbamos a volver en dos horas. — e ignorando el asunto, ambos chiquillos se lanzaron a la primera de las dos camas.

Esos dos diablillos...

Según Madame Lilium, la usuaria de la Fruta Kopi-Kopi a la que se enfrenaron en la isla Plantae, los clones creados por ella eran máquinas de fines bélicos, monstruos sin corazón que asesinaban por cercanía a quien no fuera su progenitor, pero ese dúo tan alegre no podían ser producto de una Fruta tan peligrosa.

Bueno, algo había de eso en ellos.

Al nacer, ese par no se separaba de Zoro, no hablaban con nadie que no fuera él, y no lo llamaban "padre", solamente decían "amo" a secas. Eran irrespetuosos con todos en la tripulación y no consideraban a nadie que no fuera el ya mencionado hombre.

Pero algo cambió en ellos un día sin aviso...

— ¡Vamos a jugar! — gritaba Luffy muy animado, mientras se agachaba para ver a los niños escondidos tras Zoro.

— irritante. — murmuró Tora, bastante molesto. Luffy suspiró en decepción. Eran niños, debían jugar como tales.

— déjalos, no conseguirás mucho. — Nami le palmeó la espalda en pena.

— para la edad que aparentan, yo ya salía a jugar con los chicos cercanos a mi casa, y ellos apenas y se alejan de Zoro cuando lo hartan. — agregó Usopp, algo irritado por la actitud de los menores.

Golpe. Una ola había movido el Thousand Sunny de forma brusca, alarmando a todos.

— oye, Nami, dijiste que no habría olas hoy. — gruñon Zoro en reproche.

— el mar es incierto, idiota. — otra sacudida interrumpió su reclamo. — pero... es demasiado para un viento tranquilo.

Sorpresa. El barco por cosa de nada es volcado, un Rey Marino había asomado su cabeza, golpeando con fuerza el casco, y vaya susto te puedes llevar de eso, por mala jugada del destino, ambos niños estaban cerca del borde de la cubierta junto a Zoro, al momento del impacto, Ronin pudo aferrarse al mayor, quien estaba sujeto a la baranda, pero Tora no tuvo esa suerte.

— ¡Tora! — gritó Ronin aterrorizado al ver a su pequeño hermano salir disparado del barco al inmenso mar.

Algo volvió a Sanji en ese momento.

La tormenta. La desesperación. El olor miedo y sal en el aire. Todo le recordaba a cuando fue rescatado por Zeff en aquella tempestad de su niñez. Sin dudar o pensar bien, se arrojó en auxilio del menor, quien se hundia cómo peso muerto entre las olas*.

(*Nota: los clones también son "usuarios" de forma indirecta, por ello también son peso muerto).

— ¡Sanji-kun! — gritó Nami, nunca creyó ver eso. Por culpa de las constantes disputas entre esos dos, nunca imaginó que él ayudaría a uno de esos dos engendros.

— ¡Sanji! — Franky, Chopper y Luffy se habían unido a la desesperación, aquello era de impacto.

Una cabellera rubia junto a otra verde se asomaron por el agua, dándoles algo de alivio, pero aquella criatura seguía rondando, debían apresurarse.

Ahí lo notó... la mirada de Tora había cambiado, ya no sé veía ese desprecio e indiferencia de antes, se miraba sorpresa, ingenuidad.

— puede que nos odies... — murmuró Sanji, captando la atención de Wakame. — pero no dejaré que una berenjena inmadura como tú muera sin saber que es vivir realmente. — sonrió, más por la nostalgia que otra cosa. — maldición, así que ésto sentía el maldito anciano... — una escalera bajó en su ayuda.

— ¡Señor Sanji! — había cambiado demasiado.

Después de llamar a los demás, se quedó dormido junto a sus pequeños, pensando en todo lo que tuvo que pasar para llegar a ser un ejemplo y un padre extra para ambos.

— ¡Baja eso ahora mismo! — gritaba preocupado, mientras Ronin jugaba con un cuchillo en la cocina.

— lo siento. — repetía, mientras dejaba ese artefacto.

— me sorprende que puedas soportarlos a ambos. — Zoro veía toda la escena desde la mesa del lugar.

— pues claro, hago lo que tú no haces. — sonrió con orgullo, eso seguramente molesto a Roronoa, y así fue. Obviamente mostró molesta por aquella respuesta.

— chicos. — ambos niños vieron a su progenitor. — dejen a solas al cejudo y a mí, debemos hablar a solas. — rara petición, pero los muchachos obedecieron.

Y eso fue su condena.

Ninfómano | Drabbles ZoSan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora