Un ángel con aspecto muy especial... Una hada que desapareció... Una maldición que arrasó con todo... Un misterio que nadie puede resolver... Tristeza, dolor, aventura, acción, árboles parlantes, furrys y muchas cosas más te aguardan en esta histori...
Pasaron varias semanas desde que que la hada y el ángel se habían vuelto buenos amigos, por un lado la chica se sentía feliz y acompañada, por fin tenía un nuevo amigo, ya hacía mucho tiempo que no jugaba o platicaba con alguien. Y por el otro lado, el lobo estaba mucho más relajado y tranquilo, que cuando había vuelto al plano espiritual...
*Flashback*
Aquellos primeros días habían sido muy estresantes y tristes para la criatura peluda, había perdido recientemente a su humana... Su única amiga y conocida, su única razón de existir (literalmente), y fallo en su trabajo de mantenerla a salvo. Observo cada detalle de su muerte inminente, y no pudo hacer más que mirar con horror, tristeza, desesperación e impotencia, como las llamas consumían aquella vida inocente... Y todo aquello afecto al ángel de forma negativa, haciendo que este se hechara la culpa de su muerte, y por ende se deprimiera...
*Fin del flashback*
Pero esas últimas semanas que había pasado con la pequeña mujer, le habían caído muy bien, como si se tratarán de vacaciones de esa depresión que lo consumía. Se habían vuelto mejores amigos, y compartían muchos recuerdos felices, por la mañana salían a recolectar fruta para el desayuno, exploraban los alrededores, cazaban algo de carne y se iban de campamento por varios días. Y en la noche se recostaban sobre el pasto, o se subían a las ramas de los árboles y miraban las estrellas, hasta que se quedaban dormidos muy juntos.
Todo iba a la perfección (excepto por el hecho de que el ángel jamás llegó al "bosque de los espíritus", y no tomara su letargo, pero ya se había olvidado de eso). Este solo se preocupaba de jugar, divertirse y pasársela bien con su amiguita. Pero algo dentro del protagonista no se sentía bien... Era como si tuviera un conflicto interno...
El chico le estaba tomando mucho cariño al hada, tanto así que se portaba muy protector con ella, he incluso a tal punto que una vez lastimó una pobre mariposa por acercarse mucho a la chica.
Oye parece que no tener un humano al cual proteger te está afectando- mencionó el hada. ¿Tú crees?- al parecer el ángel no lo quería admitir -es solo que esa mariposa se veía sospechosa.- Una mariposa no me puede dañar, yo soy fuerte- mostró sus pequeños músculos a su amigo. Se que eres fuerte, pero también eres frágil y un animal grande podría dañarte... O mucho peor- tembló el pálido animal. Tranquilo, en este lugar ya no hay animales peligrosos ¿Recuerdas?- intento tranquilizar a su amigote -auyentamos a los chicos malos, ahora todos vivimos en paz y armonía- dijo con una cálida sonrisa.
No pudo negarse a esa sonrisa, la hada conocía ese punto débil del ángel, y sabía cómo sacar provecho de esto. Mientras tanto, el animal decidió ya no ser tan sobreprotector con su amiga... O al menos ya no sería tan obvio...
Ese día paso como cualquier otro para esos dos, comieron, jugaron todo el día, fueron a nadar al lago, recogieron algunas flores y nueces, y se fueron a dormir al hueco del árbol, el cual se había convertido en su casa:
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