"El tiempo se ha acabado"
[...]Mario movía nerviosamente su manos para tratar de acampar su corbata. Su estómago estaba revuelto, pero su corazón saltaba de felicidad.
—Ven acá, cariño— Gloria, mamá de Mario entró por las puertas con los brazos extendidos queriendo un abrazo por parte de el.
—Mamá, creo que no puedo — río, mientras se dejaba que su madre le arreglará su corbata.
Cuando por fin estuvo listo, Mario se volvió al espejo. — ¡Pero mira que hermoso te ves amor! — habló su madre por su espalda, tratando de contener sus lágrimas. — Aún no puedo creer que te vayas a casar ¡Pero si sigues siendo mi bebé!
Su madre los estrujo en sus brazos hasta que sus amigos llegaron, para después partir a la Iglesia.
—Tranquilo Hermano, todo va a salir bien — Juanpa toco el hombro de Mario, dándole ánimos por lo nervioso que se encontraba.
El sentimiento en su pecho lo hacía prensentir algo, algo que no sabía si era malo o bueno, peor que decidió ignorar. No podía estar preocupado, no el día de su boda.
Parado en el altar, estaba dispuesto a esperar a que su amada llegará. Pero jamás se imagino que nunca llegaría.
El ruido de un horrible golpe atormento a todos en la Iglesia, la imagen que se le presentó a Mario le perturbaría toda su vida.
El aturdido momento paso en cámara lenta, Mario la tomo en sus brazos, completamente roto pidiendo ayuda.
Queriendo que todo fuera un simple sueño, cerró sus ojos tomando su mano fuertemente, lloriqueo. -despierta ahora, por favor quédate conmigo- para después ser llevada a la ambulancia.
La vio mientras era llevaba, traía su vestido de novia. Esto no podía estar pasando.
Seco sus lágrimas con la manga de su traje, mientras volteaba al lado de otro coche estrellado.
La mente de Mario, daba vueltas sin parar así como el en la sala de Emergencias.
Su mundo había caído de un minuto a otro, y un miedo terrible arrolló su alma.
Se sentía perdido y buscando un poco de paz, tomo su celular. Tal vez debería marcarle a los padres de Hailey, ellos habían regresado a su casa para poder descansar y cambiarse con ropa más cómoda.
Su corazón de estrujo cuando predio este, un foto de ambos jugando con su Eliot, su perro, apareció atormentado a Mario.
Habían pasado 8 horas desde que llegaron al hospital, y no habían obtenido ni una sólo noticia de Hailey.
El cuerpo de Mario se pedía a gritos ser atendido por necesidades, como dormir,comer u obtener un poco de tranquilidad.
Pero no podía, no sabiendo que la mujer a quien amaba, estaba en una habitación de hospital.
La última vez que estuvieron en un hospital, había por algo muy diferente a la razón por la cual estaban ahora.
—¿que tan peligroso es secuestrar a Doctor? — habló Mario viendo a la chica.