Capítulo I

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La luz penetraba las delgadas cortinas de color azul pastel de la habitación, llegando directamente al rostro de un muy somnoliento británico que al sentir la luz, simplemente emitió un gruñido y puso su almohada en su rostro.

No quería levantarse para nada de su profundo sueño. Volviendo a tener un posición cómoda intento reconciliar el sueño, acto que no logró.

¿Por qué carajos se habían ido sus ganas de invernar durante todo el día?

Sin perder más el tiempo en intentar algo inútil, se levantó de mala gana y con su ceño fruncido bajo las escaleras de forma lenta mientras bostezaba, y estiraba como si de un gato se tratase.

- ¡¿Edd?! -. Grito de forma sonora, quería encontrar a su compañero rápidamente para que este le hiciera algo de desayunar. - ¿Donde estas Edd? -. Pregunto con un tono alto pero si ya ser algo tan hostil como un grito. Pues debía tener consideración con sus vecinos y demás personas que pudiesen estar durmiendo... Esperen un minuto ¿Quien coño va a estar durmiendo a la 1 y 30 de la tarde?

Sin embargó, Tom ignoro ese pensamiento, realmente le daba igual, lo importante era encontrar rápidamente a Edd.

Preparó sus pulmones para volver a gritar el nombre de Edd, aunque escucho un leve ruido, agudizó sus oídos y se concentró en aquellos pequeños ruidos.

¿Que era eso? ¿Eran... Ronquidos? Se había sorprendido, ¿Era posible que Edd estuviera durmiendo a estas horas? No, esa no era su voz...

¿De quien rayos era esa voz? Tom estaba seguro de haberla escuchado antes, pero no recordaba de quien era el dueño, curioso y sin nada más que hacer siguió el origen del ruido hasta llegar, finalmente observo la silueta de alguien tirado en el sofá.

Por unos segundos pensó que era Edd hasta que visualizó mejor de quien se trataba a lujo y detalle.

Era Tord.

En su casa. En su sillón.

Durmiendo.

La sangre le hirvio a tal punto que parecía que explotaría del enojo. ¿Qué mierdas hace el aquí?

Su odio se centraba más que todo porque ese Alfa siempre le había hecho de su vida una tortura, bromas pesadas que en realidad solo eran humillaciones lo tenían hasta la puta madre.

Se acercó al noruego con sigilo y le dedicó una mirada llena de odio.

Debía vengarse de algún modo de ese maldito comunista.

Sonrió macabramente de medio lado y se acercó al cuerpo del indefenso Alfa y sintió de forma extraña que el olor del contrario le revolvió algo dentro de si mismo.

No le tomó importancia y continuó con su idea fugaz de venganza.

Grave error.

Tu Olor | Eddsworld | R18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora