Tu Olor | Eddsworld | R18

Capítulo II

Tomó el marcador permanente de Edd, y lo puso sobre sus labios pensando lo primero que pondría en la asquerosa cara del alfa.

Se sentía como todo cirujano plástico visualizando su próxima obra de arte en aquel rostro menosgraciado, tanto era el anhelo de poner ya el rotulador que sin tiempo que perder se intentó acercar.

Sin embargo el Alfa se giró y acostó de medio lado mirando el espaldar del cómodo mueble, ¿Qué demonios? Pensó Tom al ver que no le sería tan fácil cumplir su venganza.

Intentando acercar su pequeño cuerpo al rostro feo del noruego inconscientemente se montó encima del cuerpo ajeno.

Ya podiendo comenzar a la nueva monalisa del arte abstracto sintió un escalofrío recorrer cada centímetro de su piel por el contacto de unas frías manos en su cintura.

Tom abrió las cuencas de sus ojos impresionado y sintiéndose de forma muy extraña, el calor corporal del alfa aumentó en su vientre y espalda algo que notó la parte baja de Tom.

Queriendo huir ya porque podía sentir el alboroto de sus hormonas debido al celo del alfa, quiso retroceder su cuerpo y salir corriendo a su habitación.

Al intentarlo solo llegó a las caderas del alfa y sintió el gran bulto en sus pantalones, el sudor frío apareció en la frente del menor y tragó saliva, sentía un revoltijo de emociones, asco en una cantidad, pero excitación en otra cantidad muy elevada.

Culpó a su estado como Omega de esto y muchas otras cosas antiguas e intentó quitar las manos del noruego sobre sí. Sin embargo aquellas manos se aferaron...

— Thomas —. Esa era la voz de mando de un alfa en celo, una voz posesiva, seductora, fuerte, firme y sobre todo excitada.

— H-hey commie... —. Se sentía con miedo, su pequeño gato interior bajaba sus orejas y se hacía una pequeña bola de pelos. No sabía que hacer y sus uñas habían sido cortadas recientemente por Edd.

El noruego subió una de sus manos desde la cintura hasta el cuello del gatito Omega y se relamió los labios, sus ojos brillaban como los de su lobo alfa interior, sus colmillos se notaron enseguida.

Se lo quería devorar, ni siquiera había devuelto el saludo al felino.

El cuerpo del lobo noruego empezó a desprender unas fuertes hormonas que solo lograban adelantar el celo del felino, y por ende, los muslos del Omega estaban completamente húmedos ya, se estaba autolubricando para que el alfa entrará.

Sus orejas y cola de gato salieron pronto y le dieron un aspecto más de su animal interior.

Su Omega gemia por ser tomado y cumplir su labor como ser, sin embargo Tom se resistía con su poca conciencia a ser tomado por ese lobo noruego exótico.

¿En qué demonios de había metido?