One Shoots || •Joey Birlem•

'golpeѕ de αмor'

type: sad.

____.

Salgo del baño y voy a mi cuarto luego de una relajante ducha. Busco ropa cómoda como pijama pero antes de vestirme me observo detenidamente en el espejo.

Veo mi cuello lleno de chupones, mis brazos con algunas marcas rojas y mis piernas con alguno que otro moretón. Suelto un suspiro y me coloco mi ropa interior con cuidado.

Oigo el sonido de la puerta de entrada cerrarse; haciéndome temblar.

Un gruñido se hace presente y el sonido de una silla cayéndose retumba en la casa.

Me siento en la cama, cerrando los ojos con fuerza, intentando calmar mi respiración.

— ¡Amanda!— dice Joey, obviamente ebrio, llamando a su amante.— ¡Amanda!— repite otra vez pero no contesto, permanezco en silencio. Abre la puerta y me mira de arriba a abajo.— Hola, chiquita— se acerca y toma mi mandíbula dándome varios besos en el cuello. Me tumba en la cama y me abre las piernas colocándose entre ellas, y cabe recordar que estoy en ropa interior. Él sigue devorandome, pero se separa tomándome del cabello.— ¿Quién te hizo esos chupones?— su humor cambia rápidamente, pero no me sorprendo.

Esas marcas las hiciste tú, imbécil.

— Joseph...— intento hablar pero con su mano libre agarra mi cuello; ahorcandome.

— Sólo yo puedo tocarte, sólo yo puedo besarte, ¿entendiste?— su agarre se hace más fuerte y lo único que puedo pronunciar es un "sí". De alguna manera, me empuja de la cama y caigo al piso boca abajo, respirando con dificultad. Me carga en sus brazos y me lanza otra vez a la cama.

Intento escapar pero me es imposible por el miedo a que vuelva a encontrarme.

Toma mi cabeza con una de sus manos y con la otra me pega varias cachetadas, después me arrastra del cabello hacia un rincón de la habitación y comienza con sus gritos.— ¡Eres una perra! ¡Todo este tiempo me engañabas y yo no me daba cuenta!— me pega una patada y me encojo en mi lugar.

— Para...— murmuro en un mar de lágrimas, como si él me tuviera lástima.

— ¡Maldición!— grita frustrado. Se acerca a la puerta y sale, no sin antes recordarme lo inservible que soy.

Cierro con seguro, sabiendo que él ya no regresará hasta mañana por la tarde, para repetir todo lo que me ha hecho hoy.

Él me ama... sólo tiene una manera única de demostrarlo.

Él no quiere hacerme daño... sólo son golpes de amor.

Fin.