-señores Kate ya se encuentra estable, pero va a tener que estar aquí al menos tres días
-muchas gracias doctor
Todos nos abrazamos, porque Kate se encontraba fuera de peligro
*Tres días después era hora de ir a sacar a nuestra amiga del hospital, mientras me acercaba al mostrador vi a un chico hablando con la enfermera*
-señorita dígame, cómo sigue la paciente que traje el sábado?
-es usted familiar de ella?
-No, pero creo que puedo saber por lo menos de su estado
-lo siento pero es información confidencial
Decidí acercarme a él y le dije por quién estaba preguntando
-Hola, busco a Kate
-ella es mi amiga, de dónde la conoces?
-bueno yo la traje el día que la apuñalaron
-y es por eso que la vienes a buscar?
-No, yo la conocí en la playa, mi nombre es Sebastián
-mucho gusto, soy Samanta; pero todavía tengo una duda, si tu no la conoces hace mucho no entiendo porque la vienes a ver
-bueno desde que la vi en la playa me pareció una chica muy hermosa, por lo que me acerqué a hablarle, pero creo que fui muy rápido y se asustó
-sí un poco, pero igual gracias por haberla traído
-de nada
Él se fue con una sonrisa en su rostro, luego los padres de Kate la traían en una silla de ruedas
-Hola amiga, cómo te sientes?
-bien, un poco mareada pero estoy viva
No pude evitar abrazarla
-te quiero, no te vuelvas a exponer por nadie
-gracias, yo también te quiero Sam
Narra Kate
Cuatro meses después Sam y yo nos matriculamos en la universidad, elegimos la misma carrera por lo que estudiábamos juntas
-amiga por fin la universidad, no lo puedo creer el tiempo vuela
-siiii y por dicha vamos a estudiar lo mismo, cómo vas con Sebastián? han estado hablando?
-ay Samanta eres una chismosa, pero sí ayer me puso un mensaje y dijo que quiere que nos veamos en la entrada de la universidad
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-uy no pierdes el tiempo
-mejor callate
Entramos y metimos nuestros papeles para estudiar administración de empresas, cuando Sebas se ha acercado a mi y me robo un beso, me sonroje mucho; íbamos a salir cuando vi a Richard con una chica tomando su mano, me miraba de pies a cabeza, lo ignoré y salí con los chicos. Tenía más de cuatro meses y medio sin verlo.
Tan pronto como comenzaron las clases Sebas y yo empezamos a salir, después de tanto mal me sentía bien y feliz; estaba en clases cuando llegó un mensaje a mi celular
(Hola, creo que tenemos que hablar te espero en la biblioteca)
No reconozco ese número, que extraño
-Sam reconoces este número?
-no amiga, yo tampoco lo tengo registrado seguramente se equivoco
-tienes razón
Continúe prestando atención a la clase y mi celular volvió a vibrar, al perecer esa persona tiene mucha urgencia
(por favor ven a la biblioteca, es necesario que hablemos, debe explicarte algo)
-Sam volvieron a escribirme, por lo que veo no puede esperar, voy a ir y así le digo que se equivoco de número
