La Kate de antes

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Al día siguiente me desperté temprano aproveché para ir a la Universidad y conseguir los últimos apuntes que me faltan

-hola busco el libro que tiene la historia de la segunda guerra mundial

-sí, está en el pasillo número cuatro de historias

-gracias!

Necesito ese libro para el proyecto de economía en el siglo XIX, mientras buscaba el libro alguien me tomó de la nuca haciéndome pegar contra la estantería

-espera por favor suéltame!

-te lo dije ayer, eres mi novia y hago contigo lo que quiero

-Sebastián estás loco, déjame!

Me agarró del pelo y me llevo hasta el baño de la biblioteca

-vamos a divertirnos un rato preciosa, no crees que es aburrido solo darnos besos?

-no quiero, no ahora!

-cállate estúpida!

Comenzó a besarme y subirme la blusa 

-déjame, esto no está bien!

Logré zafar uno de mis brazos y arañé con mucha fuerza su rostro, luego salí corriendo; una vez fuera no lo pude evitar y me puse a llorar. Me fui a la cafetería por algo de comer, mis ojos estaban rojos como cerezas y mi nariz también 

-amiga, cómo estas?

-bien

-te sucede algo?, estuviste llorando?

-Sam, Sebastián intentó abusar de mi 

-qué!?

-ya no quiero saber nada de él y mucho menos volver a verlo

-tranquila Kate, yo estoy contigo

Sequé mis ojos y le conté a Sam todo lo que había pasado en el apartamento de Richard 

-entonces qué piensas hacer?

-no quiero nada con él, me siento mejor sola

-estás segura?

-muy segura Samanta

Una vez terminada las clases me dirigía hacia la parada del autobús, tan solo quería ir a casa y descansar de este horrible día

-hola Kate, cómo estás?

-qué quieres Richard?

-sabes que eres muy especial para mi?

-sí, tan especial que solo me dices mentiras

-estuviste llorando?

-no es nada, ya me tengo que ir

Antes de subir al autobús Richard me tomó del brazo

-quiero que sepas que estoy aquí para ti

Llegué a casa, me senté en mi cama y empecé a llorar con mucha rabia por todo lo que había estado pasando en mi vida y por no poder ser más fuerte, de ahora en adelante no voy a permitir que ningún hombre me vuelva a humillar, ni a jugar conmigo

Llegué a casa, me senté en mi cama y empecé a llorar con mucha rabia por todo lo que había estado pasando en mi vida y por no poder ser más fuerte, de ahora en adelante no voy a permitir que ningún hombre me vuelva a humillar, ni a jugar conmigo

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Kate SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora