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Erick no pudo evitar morderse el labio inferior.

-Me deseas-sonrió joel-¿Deseas mi cuerpo verdad.

En ese momento se abrieron las puertas. Erick salió lo más rápido posible de allí, se encontraba más rojo que un tomate.

Joel era un creído, un creído con cuerpo de Dios griego y cara de Ángel.

Se topó con algo.

-Perdón -masculló, aun con la imagen de Joel abduciendo su mente. Un hombre apuesto, fuerte, pelo rizado y con pequeños pero hermosos ojos oscuros yacía estático en frente de el.

-Perdóname a mi,lindo -se inclino para besarle la mano.

-Bueno, ya, ya basta de cursilerías-Dijo Joel poniéndose entre medio-el es Zabdiel, un compañero mío, el cual me debe un gran favor y de momento le dejó que se ocupe de esta casa pocas veces vengo,muy pocas-mira a dirección de Zabdiel-el es Erick Colon.

-¿El de Donovan?-dijo el puerto riqueño sonriendo y mostrándose aún más guapo.

-Y dale,que no tengo nada que ver con Alexander-Dijo Erick cruzándose de brazos.

Tenía en frente a un hombre salido del propio infierno y a otro sacado del cielo. Los dos supuestos agentes de la misma agencia, con habilidades y fuerza bruta.

El boricua le sonrió con malicia.

-Alex se habrá puesto las botas-dijo centrando sus ojos en los muslos desnudos del ojiverde.

-Ya basta, Zabdiel -dijo Joel

Protegeme  ||Joerick|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora