Príncipe Min. y.m

dos

El traidor miró con interés al menor de los príncipes. El robar la corona y crear una rebelión contra los gobernantes le había resultado relativamente fácil y aburrido, no quería eso, en su mente las posibilidades de una división entre el mismo reino le resultaban atractivas, quería muerte, destrucción y poder, pero para su desgracia, el mayor de los príncipes y el rey habían resultado unos débiles ante el amor de una simple mujer.

En sus planes no estaba que el hijo menos resultara valiente. El príncipe Yoongi era un chico delicado a sus ojos, su cuerpo delgado o eso parecía con las suaves ropas que poseía, tenía unas manos delgadas y largas. Su mirada era profunda. Todo el cuerpo del príncipe decía a gritos que nunca podría llegar a ser alguien importante en el reino. ¡Pero ahí estaba! Con la armadura de guerrero, enfrentando a toda una armada con una inútil espada. Pensó por un momento que tal vez el príncipe estuviera mal de la cabeza, es decir, era uno contra todos, ridículo pero interesante.

"¿Qué piensas hacer, Min Yoongi?" Preguntó mientras agitaba la espada. "Por favor, observen todos, el príncipe está sacando sus garras." Terminó burlesco, atacando a Yoongi y quitándole la espada. "Primera regla, nunca te confíes." Observó con detenimiento la espada del príncipe en sus manos. "La espada no es inútil, el inútil es quien la porta ¡Llévenlo a los calabozos!" Ordenó a sus cómplices.

"¡No he terminando contigo!" Rechistó mientras forcejaba con los traidores.

"Pero yo lo hice." Contestó alzando la espada de príncipe. "Esta espada ahora es mía. Tienes suerte, fue mi propio hijo quien eligió tu calabozo" Sonrió altanero. "Quiero decir, su nueva habitación real."

"Sabes que la corona te quedará grande, ¿Por qué lo intentas?" Preguntó alzando la voz cuando se lo llevaban al lugar más profundo y aterrador del castillo, ignorando el dolor en su pecho al escuchar que el hijo del traidor también estaba envuelto en eso.

"¡¿Cómo te atreves?!" Exclamó indignada la esposa del traidor.

"¿Tanto querías el lugar de mi madre? Por más elegante que vistas nunca le llegaras a los talones, maldita arrastrada." El príncipe Yoongi era más conocido en todo el reino por su lengua afilada, siempre diciendo lo que sentía o quería. "Lo único que las personas observaran es a una prostit..." Calló al sentir su mejilla caliente cuando la mujer le volteó el rostro con una cachetada.

"Nunca más vuelvas a faltarme el respeto." Sentenció la desagradable mujer levantando su mano nuevamente en un acto de intimidar a Yoongi. "No volverás a pisotear mi dignidad, Min Yoongi."

"¿Cuál dignidad?" Cuestionó alzando su barbilla. Jamás se dejaría humillar.

"¡Desgraciado!" Exclamó chillona mientras intentaba pegarle nuevamente.

"Le tocas una vez más y será tu ultimo día." Escucharon una amenaza a lo lejos.

"No serías capaz." Dijo desafiante mirando a su hijastro.

"Inténtalo pero veras a las consecuencias." Rechinaron sus dientes, causando que la mujer se fuera a algún lugar y el bufido del nuevo rey.

"¿Qué te sucede? No me digas que ahora estas con ellos." Vocalizó el traidor.

"Tu promesa fue el no lastimar a Yoongi." Exclamó enfurecido Jung Hoseok, hijo del traidor.

"Solo fueron cachetadas." Intentó quitarle importancia.

"No importa si es una cachetada o un cabello, no tienen permiso de tocarlo." Interrumpió a su padre.

Yoongi había dejado de forcejear al momento que escuchó la voz de Hoseok, sintiendo esa era la única traición que le importaba. Dolía, dolía como nunca, pero no dejaría que nadie lo viera derrotado. Se dejó llevar hasta uno de los calabozos más profundos del castillo hasta que lo dejaron dentro de uno y cerraron detrás de él, dejándolo derrotado.

No sabía cuánto tiempo había pasado hasta que escuchó los pasos de alguien acercarse, tampoco le interesaba. También escuchó como su reja era abierta pero sabía de quién se trataba.

"Pero que tenemos aquí, el héroe, ¿Esperas que te agradezca? Cuando tengas la capa lo haré y luego servire un poco de vino." Cortó el silencio Yoongi.

"No espero que me perdones o que quieras escuchar mis motivos pero al menos déjame ayudarte a escapar de aquí."

"Joder, cállate, tendría que pedirte explicaciones pero las necesito, ¿Por qué lo hiciste? Se suponía que no habían secretos entre nosotros, éramos como hermanos, o eso pensé." Dijo amargamente.

"Mi hermana mayor, Jiwoo, eso es lo que pasa." Suspiró derrotado. "Estaba totalmente en contra de todo esto, dijo que les avisaría pero esa fue la última vez que la miré, yo por otro lado no le creía."

"Para algo sirve la boca y es para comunicarse, ¿lo sabías?" Respondió amargamente. "Quiero que me expliquestoo antes que me arrepienta." Por muy decepcionado que estuviera de Hoseok, no se permitiría el no escucharlo

"No tienes idea cuantas veces lo intente pero nunca tuve suficiente valor para hacerlo. Ella es lo último que queda de mi madre."

"De cierta forma entiendo. Sabíamos que él algún día se iba a vengar pero esto ya es ridículo. Atacó a mi madre, ¿Se encuentra estable?" Reprendiéndose a sí mismo por olvidar el estado de su madre por la furia que había tomado control de su cuerpo y mente.

"Lo estará, yo me encargaré que estén bien, pero tú tienes que huir para cambiar esto."

"Lo haría con mucho gusto, pero si no lo notas, estoy en un calabozo."

"No lo estarás por mucho tiempo, ¿De verdad crees que dejaría que estuvieras aquí solo para tenerte encarcelado?" Preguntó indignado. "Sé que he roto nuestra confianza pero no te haría más daño del que ya te he causado." Tomó aire. "Escaparas, tengo muchas cosas preparadas, iras a Busan, preguntaras por mi y ahí encontraras ayuda."

"¿No estarás en problemas?"

"Eso no importa ahora. No llames la atención." Le restó importancia. "No dejes que mi padre tome total control de este reino, por favor, vuelve por lo que te pertenece."

(...)

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