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—¿Donde carajos me estás llevando, Raul?.— Pregunté, soltando una carcajada al recibir un asesina mirada de tu parte.

—Dime Raul una vez más y pararé el jodido automóvil. —Gruñó, apretando tan fuerte el manubrio de su jeep, que sus nudillos se pintaban de blanco, haciendo que las venas de sus brazos y manos se marquen aún más de lo normal. ¿Es posible ponerse cachonda con tan poco?.

—¿Y que harás si paras la marcha?. —Me crucé de brazos, acomodándome mejor en el asiento de cuero negro, de fondo sonaba "The hills", en este tiempo había descubierto que The Weeknd, Drake y Travis Scoot eran los predilectos de Shawn, siempre les traía reproduciendo en el stereo.

—Voy a follarte tan duro que vas a gritar por piedad, Pequeña. —Sus comisuras se alzaron en una sonrisa traviesa, casi divertida. Podía notar su mirada impaciente en la carretera, sabía que deseaba esto tanto como yo.

Me inquliné un poco, dejando que mis labios rocen su cuello, subiendo lentamente hacia el lóbulo de su oreja, lo tomé entre mis dientes, mordisquee y solté, dejando salir una risita juguetona. Mi mano derecha se posó en su muslo, subiendo y bajando lentamente por este.

—Raul.— Susurré, haciendo que su respiración se vuelva lenta y pesada, tragó en seco y aparcó a un lado de la oscura carretera, la noche se había hecho presente hacia una hora, luego de que nos pasáramos la tarde quemando porros alrededor de la cuidad. Sus brazos no habían parado de envolverme, sus labios habían saboreado los míos como nunca, y sus ojos, sus ojos me habían hecho caer un poco más.

Lo siguiente que escuché fue el sonido del cinto de seguridad ser desabrochado, sentí sus fuertes y grandes manos tomar mis caderas y sentarme sobre su regazo. Sus labios tomaron los míos en un beso profundo, lento, hambriento, lleno de deseo y lujuria, haciéndome soltar un gemido contra sus labios.
Las prendas volaron hacia los rincones del Jeep, nos hicimos uno, sintiendo como nuestras manos y bocas exploraban nuestros cuerpos sin pudor alguno, ya no habían barreras o vueltas atrás, me había entregado completamente a el, y sabía muy bien que en el fondo ansiaba que Shawn también lo hiciera. Un gran gemido por parte de ambos, una última estocada y las maldiciones escabulléndose de sus labios, nos hicieron llegar al climax. Me derrumbé en su fornido pecho, para luego sentir los golpecitos en la ventana. Las luces rojas y azules alumbraron el interior del auto y el tan conocido sonido de la patrulla nos hizo abrir los ojos como platos. Mierda.

Casi a la velocidad de la luz, conseguimos vestirnos, según nosotros de manera discreta, aunque creo que los sacudones en el auto y nuestras risitas les hicieron pensar a los oficiales que algo más había pasado en ese minuto.
Shawn bajó la ventanilla, mientras yo ataba mi cabello en una coleta, intentando no explotar en carcajadas.

—¿Si, Oficial?. —Murmuró, mostrando una actitud impecable de un universitario ejemplar, todo lo contrario a lo que mi Shawn era.

—Bájense del auto. El sexo en la vía pública merece una buena noche en los calabozos, jóvenes. —Nos miró a ambos, alzando una de sus cejas. Sus ojos analizaron mi cuerpo y relamió sus labios. Jodido cochino, que ni pensara en que iba a chuparle la polla porque nos dejara ir. En sus jodidos sueños.— Aunque si la señorita nos presta sus servicios... —No hizo falta que articulara una palabra más, el puño de Shawn estaba dando contra su rostro con fuerza.

Y aquello nos costó una noche en el calabozo. Una larga noche en la que no sabía si regañar o felicitar a Shawn por la golpiza a aquel idiota aprovechador. De solo pensar en lo que habría pasado de estar sola me ponía los pelos de puntas.

Pero en el momento en que lo ví reír junto a otro chico más, ver como sus ojos se achinaban, las pequeñas arrugas a los lados de sus ojos, el adorable sonido de sus carcajadas...Definitivamente, estaba completa e irreversiblemente enamorada de Shawn Mendes.

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2018 ⏰

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guilty pleasure; Shawn Mendes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora