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—Te invito un porro si me acompañas a mi apartamento a ver películas.— Susurraste en mi oído.

—No gracias, puedo comprarlo yo sola.— Te empujé lejos.

—¿Por favor?— Hiciste puchero.

—Vamos antes de que me
arrepienta.— Suspire fastidiada y me di la vuelta, caminando a la salida del club, sin esperarte.

Subí a tu Jeep y me senté del lado del copiloto.

Al llegar a tu apartamento, me sorprendí al ver orden y tranquilidad.

—Pensé que tu casa seria un chiquero.— Murmuré, tirandome en el sofá.

—Hay tantas cosas que no sabes de mi.— Tomaste mis manos y me sentaste sobre tus piernas.

—¿A si?— Mordí mi labio inferior y pase mis brazos por tu cuello.

Entonces, acercaste tus labios y se envolvieron en un baile con los míos.

Un baile que creí, podría ser eterno. Y sólo fueron segundos de la eternidad que necesitaba a tu lado para sanar mi corazón.

Entonces, casi y sin darme cuenta, me tenias debajo tuyo, desnuda y dejando salir el dolor a través de gemidos.

—Eres tan frágil.— Susurraste sobre mis labios.

Lo sabias, Shawn. Estaba rota, pero eso no te impidió llevarme a el paraíso cada vez que me tuviste entre tus brazos. Eso no te impidió ser quien acabo con lo poco que quedaba en mi.

No te culpo, se que tu estabas aun mas roto que yo, se que no querías herirme. No puedes intentar llenar a otra persona, cuando estas jodidamente vacío por dentro.

guilty pleasure; Shawn Mendes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora