Desarrollo de una fuerte Disputa #2

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Minutos más tardes el sonido de la puerta de madera que cubría la reja de la puerta principal comenzó a sonar con más intensidad, esta tenía un pasador que no permitía la entrada de las personas que estaban en la calle.

-¡Ese debe ser tu papá!- Menciona Eliberta.

-¡No le abras!- responde Reinaldito.

Mi madre parecía inquieta, quería abrir la puerta sin embargo decidió hacerle caso a mi hermano mayor. Tiempo después la puerta parecía romperse por los fuertes golpes provenientes de la calle. Un golpe más violento y yo estaba exaltado cuando de la sala se oye la puerta romperse y de ella una voz tan alta, clara y fuerte retumbo en toda la casa. Era la voz de mi papá.

-¿Por qué no abren la puerta si yo estoy tocando?

Como siempre he necesitado de terceros para que me hagan la vida más fácil, pero siempre intento negar las ayuda si puedo evitarlo, mas sin embargo la ayuda me llegó sin solicitar mi permiso y aunque existiera el tiempo para que aquellos que recurrían a socórreme me lo preguntaran yo hubiera aceptado muy gustosamente.

-¡Reinaldo me rompiste la puerta!- Grita mi madre desesperada

-El no fue... La he rotó yo, el viejo lleva rato tocando y no le abren. No me vengan con que no escucharon que estoy en el último cuarto y hasta halla llegan los golpes- De la nada aparece mi hermano Wilmer con su abultado cuerpo que da miedo si piensas pelear contra él.

-Pero chamo no tenias que romper la puerta ¿Qué te pasa?- Pregunta Reinaldito

-¡Tu cállate! becerro.- Le responde el gordo, acto seguido señala a mi padre - Si aquí hay un problema con Daniel Alejandro lo tiene que resolver con el Señor acá presente ¿O es que nada mas tiene mamá?

-¿Qué pasa? Eran las diez y media cuando el muchacho llego. Ya yo no aguanto esta situación con Daniel Alejandro...

-El estaba arriba Viendo una película con migo- Interrumpe el gordo de una manera muy sarcástica –Ya ni en la parte de arriba puede estar o nosotros le estamos metiendo vainas en la cabeza como Gladis.

- ¡Wilmer! – Interfiere Reinaldito- Daniel no es para estar en la calle a estas horas aquí hay unas reglas y el las conoce muy bien–

-Está bien si el muchacho fuera responsable, entrara a sus clases y tuviera nota- Argumenta mi mamá- Pero no se la pasa por ahí echando vaina y no se preocupa por nada... ¡Esto no puede seguir así, yo lo voy a sacar del liceo!

-No eso no va a pasar...- Esta vez fue mi padre –Daniel te vas para arriba. Recoja sus cosas y súbalas.

Nuevas esperanzas!!! Me parece que no me las merecía, pero creo que fue lo mejor que pudo haber pasado. Esta vez conocía muy bien los sentimientos que me invadieron, algo de culpa tristeza y confusión. Sin embargo no tenía otra opción, era irme con mi papá o dejar que mi mamá se encargara de convertirme en otra persona frustrada, en otra más del montón...

-¡Daniel no se va de mi casa!- Ordenó mi mamá angustiada.

-¿Como que no? ¿Qué te pasa a ti?- Interroga el gordo molesto –Ustedes se la viven peleando por que tú no quieres dejar vivir al cachorro... ¿No te parece lógico que saque mala nota? ¿Que no te respete? ¡A ti te piden una vaina sales con huevo nadas!

-¿¡Que cosas le he sacado yo!?

-No te hagas la víctima- Continua Wilmer señalándome a mi -¿Qué fue lo que me contaste a mi cuando tu mamá te saco la gelatina en cara?

No respondí en ese momento, pero mi hermano continuo sus disputa, aunque no quería recordar aquel enfrentamiento con mi mamá, Mi gordo hermano encontró una excusa estupenda en mi defensa...

-¿Por qué si sabes que tu hijo está estudiando, le dices que trabaje cuando te pide un poquito de gelatina para el cabello? Quiero que me espliques... ¿Cómo trabaja si estudia tiempo completo? ¿Acaso quieres que se ponga a robar?

-¡El... me falto el respetos!

-¡Quien le falta los respetos a quien! ¿Cómo puedes pedirles respeto a tus hijos si tú jamás nos respetaste? Tú nos golpeabas hasta que sangrábamos, y nos sacas las cosas en cara. ¿Para que tuviste hijos si no los querías? Eres la culpable de que Ángel este en la situación en la que está. Es extraño que no haya salido Gay, en vez de estar metiéndose droga hasta valer nada... ¿Te acuerdas cuando lo desnudabas, luego le ponías una bata tuya lo amarrabas al poste que está en frente de tu puto Kiosco, y cuando te venias lo traías vestido así? ¡Claro de eso no te acuerdas por que la señora Eliberta siempre tiene que ser la víctima y nosotros las basuras!

Primera vez que lo veía tan molesto, sus ojos se tornaron aguados, mientras todos los presentes sabíamos lo dolorosamente cierto que eran sus palabras, sin embargo todos reaccionamos de distintas maneras. Mi mamá se hacia la indiferente, cualquiera creería que estaba sorda en aquel momento, mi papá lo miraba fijamente a la cara mientras mi hermano agacho la cara

-¡Viejo tu eres!... No sé, demasiado noble- Continua el refiriéndose a mi hermano mayor -Tu también recibiste puño, te hicieron vainas que no se le hacen a nadie o ¿ya no te acuerdas? ¡Bueno halla tú! Pero entiende que no todos somos asi, si eres un santo y perdonas todas las ofensas bien ¡Ni yo, ni Ángel, ni Daniel somos igual a Reinaldo Jose!... Mano te he visto queriendo dar consejo a el pelado de respeto y consideración, pero no te has sentado un momento y le has preguntado ¿Como estas papá? ¿Qué deporte te gusta? ¿Como están los culos? Si no le has preguntado no tienes ninguna moral para darle consejos mano, porque no conoces a tu propio hermano menor...

-Daniel ve subiendo las cosas ¿Qué estas esperando? – Mi papá interrumpe a Wilmer. Odio decir que en esos momentos las lágrimas se me salían de los ojos sin yo permitírselo ¿Por qué no me hacen caso? Sin embargo recogía mis cosas y las llevaba a mi segundo hogar mientras la pelea continuaba, supongo que mi mamá tenía la cabeza llena de tantas cosas que no interfirió en mi empresa 

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