OO: 𝔏𝔞 𝔮𝔲𝔢 𝔡𝔢𝔟𝔦𝔬́ 𝔰𝔢𝔯 𝔠𝔯𝔲𝔢𝔩

8.5K 736 117
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


PRÓLOGO

la que debió ser cruel 」 

ERA UNA GÉLIDA NOCHE MÁS OCULTÁNDOSE EN LAS SOMBRAS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ERA UNA GÉLIDA NOCHE MÁS OCULTÁNDOSE EN LAS SOMBRAS. Otra insípida noche donde un ático continuaba siendo la guarida de sus sueños, pero si muchos creían que se escondía de los monstruos se equivocaban porque, en realidad, el monstruo era ella.

Sydney no le tenía miedo a los cuentos macabros que había oído de vez cuando. Ella se tenía miedo a sí misma y por tal motivo, todavía en su inocencia, comprendía las razones exactas por las que allí se encontraba, rodeada de un ambiente relativamente contradictorio a la zona de la casa donde habitaba desde los cinco años.

Una cama de sábanas violetas en primer plano se ubicaba. Tenía sus juguetes y peluches, su ropa y sus zapatos. Los muebles no faltaban e incluso un baño propio le construyeron... Sin embargo, no era más que un seguro para no permitirle salir y dañar otra vez.

¿Qué podía esperar? No dudaba de su amor, pero ella era tóxica para cualquiera que se le acercara demasiado. Fue comprobado cuando un día, en la guardería, varios niños en medio del llanto se quejaron de malestares.

Podía recordar cómo la señora Johnson la miró y estableció distancias al darse cuenta de que brillaba, literalmente brillaba.

Su brillo platinado fue la primera manifestación de su poder y quienes estaban a su alrededor no hicieron más que repudiarla y exigirle a gritos que se alejara, como si ella se tratase de un pequeño frasco de veneno que en un descuido los mataría.

No obstante, su temor era justificado. Sydney a partir de esa mañana se volvió capaz de matar con su cercanía y ellos lo percibieron.

No entendía en un principio por qué sus padres la arrastraron fuera del jardín cubierta con muchas mantas y le ordenaron, desesperados, que se esforzara en apagarse. Ella solo lloró asustada en el asiento trasero y tembló todo el camino a casa.

𝐆𝐄́𝐍𝐄𝐒𝐈𝐒 | MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora