Capítulo cuatro.

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Me desperté por el leve zumbido de mi teléfono y la canción Ghost Is Faded de Alan Walker, eso significaba que me estaban llamando.

-Hija, perdón que te llamo tan temprano.-Escucho la voz dormida de mi madre tras el celular, aparto un poco el aparato y me fijo la hora. Ocho y media pasadas, había dormido apenas una hora y media.-Pero Sabina está con fiebre y tos y no encuentro su carnet de la obra social, ¿de casualidad no tendrás el de ella?

Calculo la situación por un momento, estaba bastante cansada y demoré en contestar.-No ma, vos tenés hasta el mío. Fijate en el bolso de viaje.

-Uy, cierto. No lo había pensado, ahora me fijo. Perdón por molestarte tan temprano, pero cuando llegues a casa vamos a hablar.-Mierda.

-Está bien ma, nos vemos.-Cuelgo y me quedo mirando la pared de madera que había entre las camas. Y así como un flash me llegan todos los recuerdos de horas antes. Y esas dos benditas palabras.

Me gustas. Maldito pelinegro, juro que nunca estuve tan confundida como hoy. ¿Será que de verdad le gustaba como él a mí?

De repente pienso, él antes de irnos a dormir se había recostado en el piso para que las chicas no sospecharan, pero al mirar a mi costado no había nadie. Me estiro un poco y veo que los tres se encontraban acostados en la cama matrimonial.

Me quedo un rato pensando y al cabo de unos diez minutos se despierta Dami y trata de despertar a las chicas.

Me paro para agarrar la calza de mi mochila y me río por el recuerdo de mi ingenioso plan para llamar su atención. Al levantarme siento su respiración en mi cuello.

-Buen día feita.-Susurra tan cerca que me dieron escalofríos.

Siguió de largo con paso apurado y se metió en el baño.

-Son dos boludos.-Sale de la nada Sol con cara cansada y casi muero de un infarto. ¿Nos habrá escuchado o visto anoche?-Había una cama debajo de la que te acostaste, se los había dicho anoche pero creo que se olvidaron.

Mi cara se volvió un tomate.

-No lo recordé, pero le dije que me ponía del otro lado si quería y no quiso, es un boludo.

-Ey ey que lo hice de caballero.-Sale con voz ronca del baño.-Ahora me agarró frío en el estómago y tengo ganas de vomitar y del dos.

Comenzamos a reír y se nos une Cami, nos quedamos un rato más y al tiempo decidimos partir hacia la casa, iríamos a la casa de Camila y luego a la playa.

Toda la trayectoria fue un bendito desastre. Damian estaba que cada cinco minutos tenía una arcada y Cami lloraba porque quizás el amor de su vida se iba a ir a vivir a Estados Unidos.

Al llegar a su casa, tratamos de disimular lo máximo posible. Cada uno hizo lo que necesitaba, tomamos lo principal y nos dirigimos hacia la playa.







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-La pasé muy bien anoche.-Me susurra al oído. Se me estremece toda la piel, no podía creer lo que una persona podía llegar a provocar en mí. Eran millones de sentimientos, todos cruzados y tratando de enfrentarse. Lo principal era el miedo. Miedo de volver a ser lastimada, usada, dejada. Pero un pequeño presentimiento me decía que él era distinto, aunque mi otra parte canturreaba que sólo me estaba utilizando para... eso.

-Yo también.-Susurre en respuesta.

Habían pasado un par de horas desde que habíamos llegado a la playa, luego llegaron los María y Pedro con David.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2018 ⏰

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