Fotografía.

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Primer día de universidad, nueva escuela, nuevos alumnos, diferentes personas, nuevos profesores, una nueva etapa.
Varias personas, en su mayoría jóvenes estudiantes de entre 18 y 27 años, se paseaban alrededor de las instalaciones, u otras ya se encontraban dentro de ellas, padres en sus autos que se despedían cariñosamente de sus hijos, dandoles ánimos y bendiciones en su primer día de clases como universitarios. Otros les daban un gran abrazo e incluso lloraban, otros sonreían abiertamente de por fin librarse de ellos en cuanto los veían atravesar la entrada, u otros pronunciaban un simple y seco:

- Te quiero en casa a las 8 en punto. ¿Entiendes TaeHyung?

- Si padre. - murmura antes de bajarse del auto, tomar su mochila y colgarla en su hombro.

- Ni un minuto más. - y dicho esto último el hombre enciende el auto y sin más se aleja por las calles transitadas.

TaeHyung lo ve perderse entre los demás autos, inspira profundo y gira en su eje quedando de frente a la enorme universidad de arte. Era maravillosa. Acomoda sus lentes redondos al igual que su pequeño listón atorado en su blusa blanca que parecía que le cubría todo el largo de su delgado cuello.

Dando un último suspiro camina hacia dentro.

Aún le parecía imposible que su padre le haya dejado estudiar Artes y no Leyes, que era lo que su papá quería para su futuro, pero al final con ayuda de su madre lograron convencerlo. Una sonrisa florece en su rostro al recordar a su madre y en como festejó internamente al recibir al fin un "Si" de parte de su padre. Aunque claro, había una condición. Su sonrisa se afloja un poco al recordar aquello. Si fallaba en alguna materia o sus calificaciones no eran aceptables, inmediatamente abandonaría la escuela. Él no quería eso, siempre ha amado el arte, sobre todo pintar, ama la forma en que su mano pareciera tomar vida propia y con la pintura embarrada en su pincel, comienza a deslizarlo por el lienzo fino y sin color.

Es por eso que daría todo de sí para lograr su sueño de convertirse en un gran pintor. Esa es su meta.

«¿En dónde estará mi clase?» se pregunta internamente mientras se detiene en medio del pasillo por el que pasaba, muchos estudiantes pasaban por su lado e incluso uno que otro lo empujaba. Busca dentro de su mochila y de ella saca una hoja con su horario que marcaba sus clases y en qué aula las tomaría.

Mientras trataba de localizar el salón en el que tendría clase a primera hora, con ayuda del plano que los oficiales le brindaron al entrar y pedirles información, una respiración en su cuello hace que se estremezca de pies a cabeza. Rápidamente se hace a un lado y pega el plano a su pecho, mira hacia arriba y lo que ve lo deja sorprendido y boquiabierto.

Un chico.

Tenía los ojos más oscuros que había visto en su vida, unos labios acorazonados, nariz respingada, cabello alborotado y rojizo, hombros anchos, alto (de no más de 1,85m), piel blanca, y un cuerpo muy bien dotado. Portaba una playera negra sin mangas que dejaba ver sus músculos trabajados y con tatuajes en cada uno, pantalones negros ceñidos y botas militares, una extraña curiosidad invadió a TaeHyung al ver el tatuaje que comenzaba desde su cuello y descendía por todo su brazo hasta llegar a su mano derecha.

Números. El tatuaje se trataba de puros números, no entendía la lógica de tatuarse sólo números, y el último de ellos terminaba en 1108.

Pero de alguna forma sus tatuajes lo hacían ver más atractivo de lo que era.

«Extremadamente apuesto» piensa, con el corazón latiendo a mil.

Un flash en su rostro lo hace salir de sus ensoñaciones, su rostro se enciende del mismo rojo vivo al darse cuenta que el tipo le ha tomado una foto.

¡Yo No Estoy Loco! |•HopeV•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora