Sakura Gakuin School of Witchcraft and Wizardry

Kurashima Sara

La familia Kurashima es una de las más respetadas de la prefectura de Ibaraki, por generaciones se ha hablado de lo importante que ha sido su aporte a la comunidad en la medicina, casi tanto ha sido su aporte como los rumores que circulan sobre ellos. Estos rumores se desarrollan por el secretismo que está inmerso en la familia, nadie exterior a esta conoce sus métodos ni las razones por la cual el secreto es tan bien cuidado. Todo esto genera ciertos problemas a sus integrantes, más en la actualidad, donde ya habiendo olvidado los aportes que generaron en el pasado, el entorno gira más hacia los secretos que esconde.

La última integrante de la familia Kurashima es Sara, Kurashima Sara. Su vida ha sido de educación en casa, con 14 años, saliendo muy poco al exterior, sin conocer a muchas personas; sin embargo, la educación que ella recibió no es la que imparten en la escuela, al menos no en las escuelas normales; ella está siendo entrenada para ser una hechicera.

Entre generaciones este ha sido el secreto de la familia Kurashima, y de muchas otras familias en Japón, la mayoría de ellos ayudando a la comunidad, pero ocultando sus poderes. Sin embargo, donde hay personas que tratan de ayudar, también existen otras tratando de destruir las cosas buenas que sus pares realizaban, es por eso por lo que se generó una mala imagen de las personas con poderes especiales, y es por eso por lo que comenzaron a esconderse. Las personas que les temían decían que eran seres con una apariencia horripilante, totalmente alejado de lo humano; sin embargo, esta descripción no puede estar más alejada de la realidad.

Sara era una chica de cabello corto oscuro, que combinaba muy bien con su tez blanca y sus ojos oscuros. Para ella la vida giraba en torno a sus estudios de magia en su casa y los pocos minutos que se le permitía pasear por los alrededores, estos eran los momentos más preciados de su día, ella podía ver a los demás chicos de su edad jugando y conversando, se imaginaba así misma haciendo lo mismo con amigas que no existían, esta soledad la acompaña desde siempre, al ser la última integrante de la familia no tenía alguien contemporáneo con quien pasar el tiempo.

- Si tan solo hubiera nacido 100 años antes - se repetía

- Todas las familias mágicas de Japón se conocían, podría haber tenido amigas - esa era la idea que más rondaba por su mente.

En su camino de vuelta a casa, sintió que alguien la observaba, eso era algo a lo que no estaba acostumbrada, empezó a caminar un poco más rápido y volteando a ver si continuaban observándola, al notar que sí, empezó a correr ya sin dar vuelta, llegando a su casa agitada y asustada.

"¿Pasó algo, Sara-chan?" le preguntó su abuela

"No es nada, tal vez solo mi imaginación" respondió

Entonces la puerta sonó. Sara corrió a las escaleras desde donde podía ver la puerta. Su abuela se apresuró a responder a quien tocaba la puerta. Se escuchó la voz de otra señora mayor saludando afectuosamente a su abuela y la voz de otra niña.

"Ha pasado tanto tiempo" escuchó decir a su abuela

"Ya era tiempo de vernos nuevamente" respondió la otra voz "Las cosas van a cambiar para la nueva generación"