Lo que siguió a la contundente expresión del recién llegado Gabriel Peterson, a su expresión tan natural, tan espontánea y reveladora, no fue el silencio. Sino la total detención del tiempo a su alrededor.
Porque de todos los presentes, sólo Godri había puesto la lupa sobre su origen. Los otros dos miembros del trío que le dio la bienvenida, engañados por su acento rioplatense tan bien imitado, se habían negado a la realidad, queriendo creer alguna teoría sobre padres inmigrantes para explicar su nombre extranjero, y aún más, anglosajón.
Pero en un ambiente que vivía al calor de las medidas "revolucionarias" y "patriotas" del gobierno de López, en un cuerpo de la milicia con un adoctrinamiento ideológico tan fuerte como eran los granaderos y con la histeria colectiva por el conflicto con La Doble O tan reciente... era imposible que el secreto de Peterson permaneciera oculto mucho tiempo,
Y mucho menos para los inefables hermanos Verceti. Criados en un colegio católico de alta alcurnia en la campiña patagónica, entrenados en el club deportivo pagado por lo más rancio del sindicalismo argentino, instruido por padre, tíos y abuelo asociados al ala más conservadora del antiguo peronismo de siglo XX. No, para ellos no había lugar a grises. Mucho menos si el general patrocinaba su persecución.
No, para los Verceti el deber acudió a ellos en el momento en que detectaron a un posible infiltrado, un traidor en el corazón del todo tan homogéneo que denominaban Patria. Por eso mismo echaron a correr en ese instante. Sin pararse a pensar en que seguramente los superiores ya estarían al tanto de la condición del Peterson. Sin dedicar sus tristes mentes, siquiera por un segundo, a reflexionar y dejar sus prejuicios de lado...
O al menos todo eso pensó el trío-más-Peterson. Que inmediatamente persiguió, como una unidad perfecta y cohesionada, al tridente de hermanos en un desesperado intento por salvar lo que no estaba en peligro. Engañados de nuevo por la falsa sonrisa que exhibían quienes se daban aires de grandeza y tan solo eran tripulantes de una nave guiada por un viento mucho más grande que ellos.
La bajada de la colina en que se hallaban se produjo de manera violenta y dinámica. Tal cual se esperaría de una carrera entre siete militares de carrera. Los Verceti aprovecharon su ventaja y rodearon un pequeño galpón. Y el pintoresco grupo perseguidor se desesperó al perderlos de vista, por lo que Vástico corrió volteado unos instantes para poder hacerles indicaciones a sus compañeros para que rodearan el galpón. En cambio, él y Peterson abrieron forzosamente la puerta del mismo.
Sin embargo, dentro les aguardaba una sorpresa... en el mismo instante en que cruzaron el umbral una cuerda los hizo tropezar. Federico Verceti aprovechó el momento de confusión y ató sus pies con la velocidad excelsa producto de su entrenamiento, tras darles un fuerte tirón para hacerlos perder el equilibrio en su intento inicial por recomponerse.
— ¡LA PUTA QUE TE PARIÓ VERCETI! —exclamó Vástico casi instantáneamente.
—Dios... tuvieron que verse —decía entre risa y risa—. Haciendo todas esas señas militares como si realmente estuvieran en la guerra —Parodió sus señas de manera exagerada.
—Suéltanos —espetó Peterson, sin alterarse.
— ¿O qué? —le devolvió el hermano mayor, igualmente firme.
—O voy a descolgar la bandera y atarte la verga para que flamees vos mismo.
Federico tuvo una fugaz expresión incrédula, comparable a la debilidad. Pero inmediatamente rectificó su postura. Peterson sonrió, las clases de intimidación psicológica surtían efecto.
En ese instante se escucharon ruidos de golpes y gritos leves, increíblemente cercanos.
— ¿Escucharon eso? —Preguntó Verceti, congelando el tiempo entre los tres con solo levantar su dedo índice— ¡Chicos! —llamó.
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Con gloria morir [Pausada indefinidamente]
Science FictionEn un país donde héroes formados sobre la marcha, asesinos conspiradores y políticos que deben sacrificar su alma para mantener el orden disputan el poder; un grupo muy dispar de soldados de élite, creados para respaldar ese régimen, deberá hacer fr...