Airaia, la niña del aire.

Capítulo 3.

Capítulo 3.

Las clases las pasó compartiendo pupitre con Laila, a la hora de comer se despidió ya que ella tenía una cita médica y no iba a poder acompañarla.
Laila era muy agradable, era algo así como Ingry, su mejor amiga la cual abandonó al trasladarse aquí. Pero eso ya era algo de su pasado, o eso se decía a sí misma Airaia intentando convencerse.

Cuando se sirvió la comida y se dirigía a una mesa que estaba en la esquina más apartada del comedor, escuchó la voz de Jade llamándola.

- ¡Eh, Airaia! Ven con nosotros, te estábamos esperando- Airaia se acercó a ellos avergonzada ya que todos los demás alumnos masticaban su comida mientras le observaban curiosamente.

- Hola-saludó Airaia.

- Siéntate-ordenó una muchacha mientras le hacía un hueco a su lado.
Airaia se sentó mientras miraba con interés a Jade, mientras que ésta le echaba una mirada significativa a Niab.

- ¿Te gustó nuestra conversación?-rompió el silencio Niab.

- Emm...fue, esto...algo extraña.

- ¿Extraña, eh?-sonrió extrañamente Niab, Airaia solo asintió con la cabeza.

- Tal vez debería aclararte que era una conversación inventada para gastarte una broma-explicó Jade tratándola como si fuese una completa imbécil, y a continuación, soltó una risa acompañada por todos los demás de la mesa, a excepción de Niab y otro chico de ojos verdes como la hierba.

- Sabes Jade, creo que esta chica es suficientemente inteligente como para entender eso sin necesidad de que se lo aclares-dijo el chico que estaba al lado de Niab.

- ¿Y sabes lo que creo yo?-dijo Niab mirando a Jade.- Que tus bromas no tienen gracia, pareces una cría. Me avergüenzas Jade, quizá si deba plantearme si deberías ser mi elegida o no-dicho esto Jade agachó la cabeza, pero no sin antes amenazar con la mirada a Airaia, la única persona de la mesa que parecía perderse toda la conversación.

- Será mejor que me vaya-dijo Airaia para evadir este incómodo momento.

- No, quédate-le ordenó Niab.

<< Vaya, parece que los estudiantes de este lugar tienen la maldita adicción de decirme lo que tengo o no tengo que hacer >> pensó Airaia.

- ¿Y ese interés hacia ella, Niab?-preguntó el chico de aquellos ojos esmeralda.

- ¿Tengo la obligación de darte explicaciones, Srab?

El muchacho se pusó algo pálido.- No, señor. Claro que no-Airaia se sorprendió, pues ¿desde cuándo un adolescente habla con tanta educación a otro?

- Bien-Niab asentía con la cabeza. -Cambiando de tema, Airaia, ¿por qué has venido aquí?

- No sé, quería escapar de casa. Ya estaba aburrida, y bueno, sabía que aquí tendría todas las posibilidades de entrar sin problema alguno ya que la directora y profesores parecen pasar prácticamente de sus alumnos-Airaia se explicó con tanta naturalidad frente a aquellos muchachos que acababa de conocer que incluso se llegó a sorprender a sí misma.

- ¿Escapar? ¿Y el primer lugar que se te ocurre es este?-insistió Niab.

- Así es.

- Interesante-la campana sonó avisándoles de que tenían que ir a las siguientes clases.

- Bueno, me voy a ir ya que no quiero causar mala impresión al profesor de arte el primer día. Adiós-se despidió Airaia mientras se levantaba.

- Hasta luego-dijo Niab, Srab solo le dedicó una sonrisa.

- ¡Nos veremos en el cuarto, compañera!-gritó Jade para que Airaia pudiese oírla desde la otra punta.

Cuando encontró la clase cogió asiento en una mesa vacía del fondo, colocó sus libros sobre la mesa y atendió al profesor los primeros diez minutos ya que la puerta de la aula se abrió.

Con pasos tranquilos y despreocupados entró Niab en el aula, parecía buscar algo con la mirada, pero no era algo, sino alguien. En cuanto su mirada chocó contra la de Airaia, éste se acercó hasta depositarse en el asiento que estaba junto a la muchacha.

- Señorito Niab, no le toca esta clase ahora-le informó con excesivo respeto el profesor, lo que extrañó a Airaia.

- Lo sé, pero quiero estar aquí ahora.

- Pero no es lo que usted quiera, es lo que le toca-replicó.

- ¿Me está tratando de decir que no puedo hacer lo que quiera?-Niab sacó una media sonrisa arrogante, lo que produció que los chicos se quedaran atontados ante su egocentrismo y las chicas, incluída Airaia, babearan.

- Haga lo que quiera, me da igual siempre que no interrumpa la clase-dijo, y el profesor siguió explicando.

En algún momento, Airaia notó la mirada de su compañero de sitio clavada en ella, con un gesto de valor giró la cabeza y le observó con el mismo descaro que él, realizando así una batalla de miradas entre ambos. Airaia parecía que iba a sopórtalo, hasta que Niab le dedicó una perversa sonrisa y sus ojos la miraron de arriba a abajo. La muchacha desvió la mirada rápidamente y notó como sus mejillas ardían, y cuando pensaba que ya no podía pasar más vergüenza escuchó un susurro en su oído que le aceleró el corazón.

- A las cinco te espero en la habitación número 187, hay algo de lo que te quiero hablar.

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