Extra I Responsabilidades de un príncipe

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Yuuri Katsuki se encontraba en el palacio real ruso, siendo atendido por todo el personal del palacio, justo como Viktor le había contado una vez.

El restaurante se había quedado a cargo de su madre y Phichit quienes siempre hacían un excelente trabajo en su ausencia.

—Yo puedo lavarme los dientes solo —le dijo Yuuri a una de sus damas.

—Yo puedo vestirme solo —le dijo Viktor también a sus damas, quienes se extrañaron de la nueva actitud del príncipe.

—Príncipe, ¿no vienes con nosotras a divertirte? —le preguntaron unas chicas al peli plateado.

—Lila, Victoria, Dariana y Alina, ya les he dicho que no podre estar más con ustedes, ahora tengo responsabilidades de un buen esposo y no quiero que mi adorado cerdito se ponga celoso.

Las cuatro chicas se fueron desanimadas y miraron a Yuuri con recelo, no podían creer que un chico hubiera conquistado al mujeriego Viktor Nikiforov.

—¿Por qué estamos aquí? —preguntó Yuuri en la gran mesa del comedor.

A lo que él rey respondió —Yuuri y Viktor, por todo lo que el personal del palacio me comenta he de suponer que ya se acostumbraron a vivir una vida normal sin privilegios, estoy orgulloso de que mi hijo haya aprendido sobre ser responsable y trabajador, pero no olviden de que son príncipes.

Ambos príncipes asintieron un poco avergonzados y la reina prosiguió.

—Sabemos que Yuuri sabe muy poco de artes y etiqueta, así que me encargaré de su enseñanza, durante las dos semanas que pasarán aquí.

Yuuri asintió un poco apenado y después de cenar la reina le presentó a todos sus instructores, le dijo que libros debía leer y como debería caminar.

—No, no alteza, que hace, de eso se encarga el personal de limpieza —regaño el mayordomo de la familia a Yuuri quien solo intentaba limpiar el polvo de las cortinas de su habitación e iba a empezar a barrer.

—Alteza, por favor, una vez más —le pidió su instructora de piano.

—La teoría del color significa que...

Yuuri estaba exhausto luego de tantas lecciones, clases de idiomas, música, pintura, historia, danza, etiqueta, diseño y política.

—¡Alteza parece derecho!

—Príncipe ¿Esta escuchando lo que le estoy diciendo?

Al final del día Yuuri ya no soportaba ni siquiera estar con sus damas de honor, se fue a su habitación, la cual compartía con Viktor y se tiró en la cama, cansado y harto de tantas lecciones.

Viktor entró más tarde, mientras leía un libro y al ver a su esposo tan cansado, se acercó a él y besó su mejilla.

—Viktor, ¿cómo es que tu aprendiste a ser un príncipe? —le preguntó Yuuri.

Él peli plateado rio ante aquella pregunta, acercó a Yuuri a su regazó y le dijo.

—No lo sé, tal vez es más fácil cuando desde niño te enseñan todo lo que debe hacer y decir un príncipe.

—Agh, ya no lo soportó, sabes cuántas tazas rompí hoy por esas clases de postura y sabes lo horrible que toco el piano, cuándo Yurio se entere de este tipo de cosas estoy seguro que ya no querrá casarse con Otabek.

—Entonces ¿te arrepientes de haberte casado conmigo? —preguntó Viktor algo triste.

—Eh, no, no es eso, estoy feliz de estar a tu lado, pero...todo esto es demasiado para mí —exclamó Yuuri desanimado.

Él Príncipe y él SapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora