El final

22 0 0
                                    

Despierto y oigo a los mismos doctores, el problema es que esta vez no podía sentir así que decidí tomar las cosas con más calma, me senté en mi camilla (lo cual se sentía muy extraño al mismo tiempo que no podía sentir) caminé lentamente hacia la entrada con el único sentido que me quedaba, oí a gente hablando, caballos galopando, cuando oigo al caballo más veloz del reino, ¡ese era el caballo de la reina! ¡Mi madre! Y sí, yo era el príncipe, entonces rápidamente me pongo al frente  de la carroza para pararla, mientras que Sir Mérelo me pregunta que hago aquí sin darse cuenta de estaba sordo, ciego, mudo y que no podía sentir, se va galopando lo más rápido que pudiese sin siquiera dejarme ''hablar" con mi madre. Recupero la calma y me voy caminando hacia el barranco, pues me di cuenta que no importaba hacia donde caminaba siempre terminaba ahí. Esta vez me senté en una roca esperando a que el tren pasara pero no escuche ningún silbido, espere horas esperando el tren pero nunca llego. Dándome por vencido escuché unas pisadas lentas que se iban acercando cada vez más. Aquella persona (si eso es lo que era) me dijo:
-¡Hola!
Le intente devolver el saludo pero me acordé que no podía, después me dijo.

-Se que pierdes todos tus sentidos cada vez que te golpea el tren pero te voy a contar una pequeña historia- Sorprendido e interesado seguí escuchando.

-Un día un joven empezó a fastidiarse de su vida y el mundo decidió darle otra oportunidad, le dieron 2 opciones; la primera, esperar una nueva vida o la segunda, apresurarse e ir perdiendo cosas en el camino. El chico eligió apresurarse y terminó mal. Te voy a dar este pequeño consejo; espera lo que necesitas, llegará tarde o temprano.
Sentí como los pasos se iban alejando, en ese momento oí el silbido, rápidamente me arroje a la gran máquina, pero esta vez observé algo, un nuevo nacimiento, ese iba a ser yo. Observé otro cuerpo, era de un chico de mi edad pero con características diferentes. En ese momento preferí la segunda opción. Quería que ese nuevo ser tuviera su propia vida.

Cuando desperté, esta vez había recuperado mis sentidos y aunque tenía diferente cuerpo tenía la misma alma.


                             FIN.

La resurrección en la edad media  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora