El principio

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Estaba en mi alcoba, solitario, con rabia y con un millón de lágrimas corriendo por mi rostro, tantas, que podrían firmar un río con seres que habitaban en ella; triste y desalmado me asomo por la ventana calculando la altura de mi cuarto al suelo; sin pensarlo 2 veces me aviento hacia el exterior sintiendo como el aire corre por mi cabellera dorada, pero me choco de nuevo con la realidad y caigo en el frío césped. Salgo corriendo después de haber recuperado la conciencia, empiezo a observar como el mundo es tan bello y misterioso. Tanto por explorar, tanto por descubrir, me llena de esperanza y me hace sentir que hay algún lugar para mi.

La resurrección en la edad media  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora