11. ¡Me pica la cara!

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—¡Te vas a ir sin lucha! Sin más, no puedo, es muy dificíl, me voy—. Alice estaba enfadada, sabía que no le gustaría que rechazara los trabajos que me habían dado, se levantó de la cama y recogió su ropa entrando al baño.

—Alice...—. Caminé hasta la puerta de su baño poniéndome la camiseta.

—No Dae, si no vas a hacer nada ya estás tardando en largarte, aquí no te retiene nada—. Escuchaba bien clara su voz desde el otro lado de la puerta, se notaba algo rota, probablemente estaría llorando.

—¡Estoy aquí por ti Alice!—. Notaba como poco a poco me cabreaba cada vez más e iba perdiendo la poca paciencia que llegaba a tener a veces.

—Pues no lo parece, te dan la oportunidad de quedarte y la mandas a la mierda, si lo único que querías era follar habérmelo dicho antes ¡Vete de mi habitación!—. Ya me harté camine hacía la puerta de la habitación, no sin antes vestirme del todo y di un portazo en está cuando salí, un portazo tan grande que parecía que se iba a salir la puerta del marco.

(...)

Cada vez que pasaba por los pasillos lo hacia cuando no había nadie o casi nadie, ahora me la sudaba, si querían pararse a mirarme y cotillear sobre mi que lo hicieran y tal como deducía es lo que pasaba, la gente se paraba en seco cuando me veían y me señalaban comentadolo con sus compañeros como si fuera el puto basilisco, como si no les viera.

En una de estas alguien me agarró del brazo y me arrastró por el pasillo hacia una zona menos transitada.

—Ya me estas contando por que Alice esta llorando, bueno no, no hace falta que me lo digas, ella ya lo ha hecho y no me amenaces con escupirme en la boca, el tren sale en 10 minutos y sigue encerrada en su habitación—. Troy era el causante de mi secuestro y de esta charla.

—Mira, le coges del pelo y le arrastras al tren, asunto finalizado, tengo que buscar a alguien, adiós—. Me deshice del agarre de Troy en mi brazo, bajé las escaleras esperando que no me siguiera pero ahí estaba.

—Tienes que ir tu, a mi no me hace caso, esta metida en la cama, venga Daemon—. Camina detrás mío como si de un perro se tratará, no sabía como librarme de él y necesitaba encontrar a alguien, por suerte el mundo hoy estaba de mi parte y ahí estaba Sel sentada en las escaleras esperando.

—¡Sel! Ayuda a Troy a sacar a Alice de su habitación para que os podais pirar cuando antes—. Me giré hacía Troy con una cara sonriente algo falsa para que viera que ya había solución.

—¿Que? Me perdí—. Sel, que se había asustado con nuestra repentina aparición, nos miraba algo confundida y divertida.

—Venga ya Daemon, tenéis un problema y necesitas arreglarlo—. Tras girarse hacía Sel, Troy volvió a hablar. —Han hecho sus cosas de pareja y después Dae le ha dicho que no se va a quedar en Hogwarts, han tenido una pelea, está encerrada en su habitación y salimos en siete minutos—. El resúmen corto de Troy acababa de hacer era más extenso que cualquiera de las novelas muggles que Cas me dejaba para leer.

—Mira, pues subid a solucionarlo de verdad que en siete minutos se va mi única forma de solucionarlo por mi parte—. A sí que sin añadir nada más corrí dirección a la masa de alumnos que esperaban su tren en busca de la única que me podría sacar de esto, Haley Carstairs.

[...]

—Me estás diciendo que quieres que me quede para ayudarte a recuperar tus clases ¿Estás loco Dei?—. Haley hablaba entre risas intentando analizar todo lo que le estaba contando.

—Se que tenías planes con tu padre para pasar las Navidades, pero tu padre es un ángel es demasiado bueno, entenderá que necesito tu ayuda, porfa porfa porfa—. Junte mis manos como si estuviera rezando y hacía pequeños pucheritos con mi labio inferior.

—Vale Dei, pero quiero chocolate todos los días y habrá una regla, las clases no empezarán más tarde de las doce y media, una de la tarde ¿Claro Deimon?—. Puse los ojos en blanco con los horarios establecidos para su tiempo de sueño y justo cuando abrí la boca para contestar alguien toco mi hombro.

—Solo quería desearte felices Navidades Dae—. Una sonrisa sincera asomaba en la boca de Li, conocida por todos como Eileen.

—Oh Li, muchas gracias, felices Navidades para ti también—. Le abracé también, hoy me sentia generoso y pude ver como Sel, Troy y Alice subían juntos, me sentí más tranquilo cuando vi que le habían convencido.

—Deberias hablar con ella, ko—. Li había visto a donde se dirigía mi mirada.

—Tarde, está en el tren y tu deberías ir, se van a ir sin ti—. Un último abrazo y Eileen ya había partido con el resto de estudiantes a casa de sus familiares.

Me giré y camine por los pasillos del colegio, ya no había nadie, excepto un par de niños, los pasillos estaban vacios y no se escuchaba ni un alma, bueno a los fantasmas del castillo si se les escuchaba.
Me encontraba en mi cuarto, el cual ahora estaba vacio, aunque no era raro, mis compañeros pocas veces estaban, miraba el techo y observaba de reojo el móvil muggle este, esperando un mensaje de Alice, sin coraje a mandarle yo uno, por algo no estaba en Gryffindor, no me considero valiente, ni atrevido, ni lanzado.

[…]

—¡Haley va en serio serás muy lista y todo lo que quieras pero no me enseñas bien como hacer la puñetera poción!—. Gritaba en mitad de la biblioteca dando golpes con la punta de mi lapiz a la mesa ya algo desesperado.

Eran las dos y media, empezaba a tener hambre y la clase con Haley era lo más estresante del mundo y ya no por ella si no por el hecho de que esa maldita poción nunca iba a estar bien si yo la hacía.

—El único problema aquí es que eres demasiado rápido haciendo las cosas y te estresas solo, ya veras hazla ahora más despacio—. Haley me hablaba pacíficamente intentando calmarme,a si que le hice caso y volví a intentar la poción.

—¡Me pica la cara!—. Lancé el lapiz contra la mesa cuando después de otro intento fallido provocó una gran bola de humo que hacía que mi cara picara como mil demonios.

—Eres de lo que no hay Daemon—. Haley solo se reia y observaba como me rascaba toda la cara, a veces llegaba a ser una chica bastante malvada.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2018 ⏰

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