3. Presentación

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Pasaron los días y con ellos mis esperanzas. Después de tanta espera había llegado el día en que tenía que conocer a mi supuesto futuro "marido".

— Anda niña, empieza a arreglarte. Aquí de 2 horas vienen nuestros amigos y su hijo. —me dijo apresurándome, se le notaba su emoción.

— Ya voy mamá... Estoy haciendo un gran esfuerzo.

— Lo sé hija, lo sé. —me dijo acercándose a mi para darme un beso.

Empecé a maquillarme, un maquillaje sútil, sencillo pero a la vez elegante. No quería estar fuera de lugar. Me vestí con una blusa blanca, que nunca desfavorece y unos pantalones negros de tiro alto. No sé si me veía a la altura de los Fernández, pero me sentía adecuadamente vestida para la ocasión.

— Hija, puedes bajar. Ya llegaron... —mi padre me llamó desde abajo de la escalera.

Al bajar, me encontré con Marie y Eric, no habían cambiado desde la última vez que los vi. Al que no vi fue a mi "prometido".

— Hola señora y señor Fernández, que placer verles. —dije amablemente con toda mi voluntad.

— Hola querida. ¿Que tal estás? Que bonita que te has hecho. —me dijeron con dulzura.

— Muy bien. Muchas gracias. Ustedes no han cambiado nada. —les dije correspondiéndoles— Por favor dejen que les ayude.

Les ayudé a sacarse los abrigos y los colgué en el pequeño armario que teníamos en el recibidor.

— Hola, buenas noches señora y señor Fernández. Síganme por favor. —se adelantó Amanda y los guió hacia la mesa.

Nos sentamos todos, pero se notaba la ausencia de la persona que estaría a mi lado. Me parecía muy descortés que no hubiera hecho acto de presencia.

— Sarah, ¿nos puedes perdonar por la ausencia de nuestro hijo? Va a venir más tarde a la hora de los postres, ha tenido unos imprevistos. —se disculpó la mujer, se notaba la culpabilidad en su rostro.

— No se preocupe.

— Por favor nos puedes tutear, más cuando te conocemos de chiquilla y ahora vamos a ser familia. —sí claro, ahora íbamos a ser familia por un contrato, mira que bien.

—Claro, disculpen... digo disculpadme. —que difícil es!

No sé cuanto tiempo pasó, pero el "señorito" aún no se presentó. Así que por mi cuenta decidí ir a tomar un poco el aire, necesitaba un poco salir de ese ambiente tan... como decirlo yo... "superficial".

Al salir me topé con un cuerpo corpulento que iba a toda prisa.

— ¿Álex? ¿Que haces tu aquí?

— Eh... Nada... Oye tengo un poco de prisa.

— ¿Te pasa algo? ¿Estás bien?

— Sí sí, Sarah. ¿Y tú? ¿Qué te pasa?

— Nada, que hoy es la presentación oficial de mi futuro marido. Se han presentado sus padres, pero de él ni un pelo se le ha visto. Encima sus padres lo han escusado, yo ya no sé que pensar.

— Ah... A lo mejor tenía algo que hacer. Tú tranquila Sarah. Todo irá bien. Bueno adiós, te quiero. —se despidió con un beso en la mejilla. Algo le sucedía y yo lo adivinaría.

Amigo por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora