Besar a Mimi Doblas

608 43 1
                                    

Ana Guerra salió disparada del escenario antes de que Ricky terminara de hablar. Justo cuando cruzaba el umbral de la puerta hacia la sala de los espejos, miró de reojo y vio a Mimi sonreírle. Levantó la mano a modo de saludo y fue hacia una de las sillas de la sala para sentarse.

Vicky no tardó en llegar detrás de ella. En cuanto entró, cerró la puerta y se quedó frente a Ana con los brazos cruzados.

—¿Has sido tú la que le ha dado la idea? —le preguntó sin rodeos y con evidente molestia.

—Claro que no. La idea interpretativa fue de ella.

—Me refiero al beso, Ana. —Y Ana resopló y rodó los ojos.

—¿Qué más da?

—Sí, da. ¿Qué sentido tiene el casting si vas a ayudar a todos los bailarines?

—Solo le sugerí que podía hacerlo.

—¡Estupendo! —dijo molesta Vicky—. Ana, no puedes intervenir en las pruebas para favorecer a los bailarines que te gusten.

—¿Por qué no? Nos vamos de gira durante un año con un montón de gente nueva, deben agradarme.

Vicky se puso a refunfuñar mientras daba vueltas por la sala.

—Es que eres increíble... Siempre haces lo que te da la gana y las cosas no funcionan así, Ana. Te lo he dicho mil veces. Queremos elegir al equipo más profesional y preparado para la gira, que no es cualquier cosa. —Vicky le dirigió la mirada desde el otro lado de la habitación—. ¡No puedes hacer trampas!

—No son trampas. No le dije que lo hiciera, ella lo hizo.

—Claro, seguro que cualquiera arriesgaría una oportunidad tan importante por un beso —dijo con ironía.

—¿Es que te molesta que me bese con otras mujeres? —Ana se levantó de la silla bastante harta de aquella discusión sinsentido—. Fue solo un beso.

—Tú estabas bien entregada.

—Como siempre en todas mis interpretaciones, quería que ella también demostrara lo que vale.

—¿En serio? —Vicky rodó los ojos y negó con la cabeza—. Todos vimos cómo le metiste la lengua hasta la campanilla.

Ana sintió un súbito calor subirle a las mejillas. Se dio la vuelta para que Vicky no la viera y eso le diera más motivos para seguir torturándole con aquella maldita prueba.

—Igualmente, la chica se formó con Rafa Méndez, tiene buena técnica y sabe interpretar —dijo Ana intentando quitarle hierro al asunto.

—Pero no tiene experiencia.

Ana resopló con fastidio porque aquello era cierto. Soportar la presión de una gira era muy distinto a saber bailar. Ana se saboreó los labios, aún podía sentir la presión del calor de la boca de Mimi sobre la de ella. Se estremeció pensando en el beso. Igual sí que se había pasado un poco proponiéndole aquello.

—Vale, lo siento, Vicky. —Ana se giró para mirarla—. Pero es que la vi tan decidida que quería que le saliera perfecto.

—Bueno —le dijo Vicky borrando un poco el enfado del rostro—, no lo vuelvas a hacer. Me da igual que te beses con quien quieras, no es justo para los demás participantes.

Ana sintió cierta decepción ante su respuesta, pero no quiso darle demasiadas vueltas a aquellas palabras. Bastante le había costado convencer a Vicky de que no se fuera del equipo y todavía más que las cosas entre ellas no estuvieran raras, no quería crear tensiones innecesarias cuando una gira mundial estaba tan cerca.

—Está bien, seré más profesional. Dile al siguiente que pase.

Todo rastro de enfado de la cara de Vicky desapareció y asintió con una sonrisa en la boca. Enseguida se dirigió hacia la puerta que estaba al otro lado de la sala, pero Ricky entró con rapidez a la estancia, gritando:

—¡Un momento! Que nadie haga nada.

—¿Pasó algo? —le dijo Ana totalmente preocupada al verlo tan alterado.

—Sí, que este rollo bollo me ha dado una idea maravillosa para la gira.

Ana miró a Vicky y esta le devolvió la mirada llena de preocupación. Todas las ideas que Ricky llamaba brillantes eran bastante arriesgadas. En la corta vida del dúo Aitana War ya se habían tenido que enfrentar a una demanda de un grupo religioso por su último videoclip y a un grupo de padres furiosos porque al parecer la edad de su público en una de sus actuaciones no era la adecuada para simular una orgía sexual en el escenario. Pero al final, Ricky Merino era el productor de Aitana War y, no solo ponía la pasta, sino que también tomaba las decisiones definitivas.

—Vamos a romper estereotipos. Lo de hacer algo sexual para sorprender está muy visto y no hay quien gane a Lady Gaga en eso. Mostremos algo diferente.

—Miedo me das, Ricky —le dijo Ana mientras tomaba asiento de forma preventiva.

—No, a ver, el single que vamos a sacar tiene un rollo de mujer empoderada, ¿no? Pues hagamos eso en la gira. Mujeres al poder, mujeres libres, feminismo a tope. ¿Qué te parece, Ana?

Vale, aquello no sonaba tan loco como azotar a un hombre semidesnudo en una cruz. No podía ser peor que eso, de todas formas. Así que asintió lentamente, conforme. Creía que aquello también le iba a gustar a Aitana.

—¿Y qué tiene que ver eso con el casting? —dijo Vicky.

—Pues que quiero solo chicas y que bailen esta canción de Camila Cabello con Ana para la prueba.

—¿Qué estás diciendo? —Ana creía que a Vicky se le iban a salir los ojos de tanto que los abrió—. Hay un montón de bailarines prometedores, no los puedes echar.

—Ya tenemos bailarines prometedores con los que hemos trabajado por si necesitamos llamarlos, Vicky. Quiero mujeres, mujeres tan increíbles como Aitana War.

—Ricky, piensa lo que dices. Tengo números ya montados para la gira que necesitan ser ejecutados por bailarines, tendría que cambiar muchas cosas si solo lo hiciéramos con mujeres.

—¿Y por qué tendrías que cambiar algo? —intervino Ana.

—Ana, por favor, ¿es que quieres otra demanda de un grupo religioso?

—Es que no somos el coro de la iglesia, Vicky, ya por enseñar la mitad de las nalgas nos querrán demandar... Qué más da.

—Punto para Ana.

—Joder —se quejó Vicky—. Pensad con la cabeza, nos pueden vetar en países. ¡Y por muy famosas que sean Ana y Aitana ahora, solo están despegando y podemos mandar su carrera a la mierda!

—Vicky, aquí el dramático soy yo, relaja la almeja. No vamos a montar un show lésbico ni nada de eso, estoy hablando de mostrar mujeres poderosas. —Ricky se detuvo un momento y miró su teléfono móvil—. Mirad, Aitana me ha mandado una nota de voz sobre el tema.

Ricky apretó el botón de play en la pantalla de su smartphone y la voz aguda de Aitana salió disparada de los altavoces del aparato:

Ay, sí. ¡Ricky esa idea es genial! Nos siguen muchas chicas jóvenes y les va a encantar. Y si Ana se quiere besar con rubias despampanantes no pasa nada, eh —Ana sintió el calor subirle a las mejillas otra vez. Definitivamente se había pasado con el beso—, igual así dejan de escribir fanfics sobre nosotras y nos dejas de torturar leyéndonos esas cosas en los viajes... Pero, que me enrollo, por favor, Ricky si Ana también quiere, vamos a hacerlo. Porfi, porfi, porfi, es que me hace muchísima ilusión.

—Pues ya está decidido —dijo él.

Ricky salió de la sala dando algunas palmadas.

—Pues qué bien —dijo Vicky sin ninguna emoción, lo que cogió desprevenida a Ana—, ahora te podrás besar con todas las bailarinas que quieras.

Ana se quedó clavada en el sitio, sin saber qué decir. La vio salir y el portazo que dio le hizo cerrar los ojos del susto. Pues menos mal que no le molestaba que se besara con otras mujeres.

Bailar entre tus manos ♫♪ // warmi fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora