Silly Girl: Mendes ♡

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2: El dueño del muelle.

— Muchas gra...— un gemido de dolor se escapó de mis labios, interrumpiendo lo que estaba por decir.

El chico castaño había hecho demasiada presión en la herida. Cuando parecía que la sangre había parado, volvió a brotar a chorros.

Luego del ruido que emití me observó a los ojos. Los suyos eran un color parecido al jarabe de maple, brillaban con la luz de los faros y eso me pareció lindo. Por un momento mis cinco sentidos desaparecieron de mi.

No quitó su dedo de ahí, al contrario apretó aún más duro con toda la intención y eso me sacó de mi trance.

— Es mi trabajo, niña.— soltó mi rodilla y de pronto la sentí fría. Se puso de pie y pasó la mano con la que tomó mi rodilla por la tela de sus pantalones negros y ajustados, como si hubiera tomado algo sucio.— Ahora lárgate.— se cruzó de brazos, su rostro ya no era burlón, permanecía serio, muy serio. Un escalofrío me recorrió y no supe que responder, él me daba miedo.

— Y-Yo...— hablé desde el suelo.

— ¿Que tú qué? Andando, vete.— hizo un gesto con la mano. Asentí lentamente.— Y esta vez te vas caminando, no quiero tener trabajo extra solo porque eres tonta.

— No soy tonta.— reaccioné. Mi respuesta pareció sorprenderle, por el rabillo del ojo noté como levantó las dos comisuras de su boca. ¿Era bipolar?

— Eres tonta.— entre cerró los ojos hacia mi dirección.— También terca, torpe e incluso ciega.— como si alguien hubiera tocado un botón en el, su tono de voz cambio de nuevo.— Y yo no hablo con tontas.

Sin decir nada me puse de pie, como pude porque la rodilla me pedía a gritos que no la flexionara.

— Está de más decirte que no quiero verte por aquí. El muelle es mío.— advirtió viéndome a los ojos, me di la vuelta y comencé a caminar.

Estando a una distancia considerable de él, giré la cabeza y lo sorprendí observándome.