CAPITULO 1 ¨Cruzando miradas¨

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Muchos dicen que las lunas de octubre son las más hermosas del año, tal vez solo era la percepción de dos personas que se conocían bajo la luz de esas lunas lo que las hacia espectaculares y simplemente perfectas.

Quien podía pensar que un día como cualquiera se convertiría en el que guardarían en la memoria como ningún otro para dos amantes que estaban destinados a estar juntos a pesar del tiempo y la adversidad.

Fue así como una noche en punto de las 19:00 horas ella esperaba impaciente sentada en una de las bancas de la catedral, en una zona céntrica de la ciudad.

Habían quedado desde muy temprano la hora de la cita, habían pactado el lugar especial en el que sería su reencuentro.

Como siempre puntual, ella llego calzada en unos jeans azul marino y una blusa negra, cubierta con un delgado suéter floreado para cubrir lo fresco de la noche que se avecinaba.

Nerviosa faltando 10 minutos para la hora acordada cruzo la calle entre la multitud, abriéndose camino a cada paso que daba, miro a todos lados y considero que era más seguro esperar dentro de la iglesia.

Como deben de ser estas construcciones se sentía segura y llena de paz, personas orando aquí y allá seguramente pidiendo buena fortuna o salud, se sentó en una de las bancas del fondo, muy cerca de la entrada, cautivada por la estructura de una iglesia a la que nunca había entrado a pesar de haber vivido la mayor parte de su vida en esa ciudad y haber cruzado más de una vez sus pasos por ese lugar.

El tiempo simplemente pasaba lento, y es que cuando más uno ansia algo pareciera que el universo arma todo un complot en contra para hacernos esperar más.

Movía su pierna impaciente, mordía un poco sus uñas esperando que el esmalte no desapareciera, revisaba su teléfono a cada instante en espera de un mensaje que le dijera que él ya estaba allí.

Por algunos momentos pensó que estaba loca, que a su edad estas cosas ya no debían hacerse, que estaba cometiendo un error, los nervios se apoderaban de ella a cada segundo que pasaba, era una locura, algo le decía que debía correr y salir de ahí.

Suspiro profundamente buscando encontrar algo de alivio, algo que sosegara sus ansias.

Continuo observando alrededor, acomodo un poco su cabello corto y rizado que con la luz tenue y cálida del lugar reflejaban unos rayos rojos.

Aun era de tarde pero la noche estaba por caer en un par de minutos más.

Miro hacia la entrada, pero aun nada, reviso nuevamente el celular, nada.

¨Tal vez me dejo plantada¨ decía una vocecilla maldosa en su interior.

Pero por supuesto que no era posible, el había llamado para confirmar que en 5 minutos estaría allí.

Ella ya había perdido la cuenta total de los minutos que habían pasado, la verdad es que no le interesaba, solo quería que por fin las cosas se dieran y terminar con el estrés tremendo en el que estaba o definitivamente saldría de ahí y huiría a casa.

Pero esos pensamientos se rompieron en cuanto el teléfono comenzó a vibrar en sus manos, era él.

Deslizo el dedo en la pantalla nerviosa y contesto en voz baja la llamada, escuchando de inmediato la voz que conocía a la perfección.

No tardo mucho en seguir lo que le decía y al levantarse de la banca fue ahí cuando lo vio, parado en la entrada de la iglesia con esa sonrisa que la cautivaba y solo había visto en fotos, y tal vez en algunos momentos perdidos en su memoria que a duras penas recordaba.

LUNAS DE OCTUBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora