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-Bueno -preguntó Beverly, con su voz dulce, ligeramente ronca-, ¿por qué brindamos?

-Por nosotros -dijo Richie.

Ya no sonreía. Miró a Bill. Entonces, con absoluta nitidez, Bill vio una imagen de sí mismo con Richie; en medio de Neibolt Street, desaparecido el payaso, el hombre-lobo o lo que fuera, ambos abrazados y llorando. Cuando levantó su copa, le temblaba la mano; parte de su bebida cayó en la servilleta.

Richie se levantó lentamente. Los otros, uno a uno, siguieron su ejemplo: el primero Bill; después Ben y Eddie, Beverly y, por fin, Mike Hanlon.

-Por nosotros -dijo Richie. Su voz, como la mano de Bill, temblaba un poco-. Por el Club de los perdedores de 1958.

drag me down ; bichieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora