Conexión

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Keira Kelly se despertó con una sensación extraña en su piel. Tenía los pelos de punta, y sentía un gancho en el estómago que la incomodaba.
Miró el reloj y vio que eran las 10 de la mañana. ¿Qué la había despertado? Ella nunca se levantaba antes de las 12 los fines de semana.
Miró por la ventana, pero nada parecía indicar el motivo. Era un día tranquilo, soleado.

Aún así, le parecía haber oído un grito en su cabeza. Era un grito, pero en forma de susurro.
Se levantó de la cama y cogió el teléfono móvil.
Ninguna notificación. Ni siquiera tenía puesto el sonido.

Extrañada, salió de su habitación. Se asomó a la de su hermano, que seguía durmiendo, y bajó al salón. Sus padres estaban allí leyendo el periódico.
—Keira, ¿qué haces levantada tan temprano? —preguntó con ironía su madre.
—¿No habéis oído ningún grito?
La otra frunció el ceño.
—No ha habido ningún grito ni ruido. ¿Estás segura de que has oído algo de eso?

Keira se encogió de hombros.
—No. Me había parecido oír a alguien gritar y por eso me he despertado. No habrá sido nada...

Aún así, la sensación no se iba.
Después de desayunar, decidió dar un paseo.
No escogió un rumbo, simplemente se echó a andar. Se le hacía raro haberse despertado tan "pronto". Ella tenía un sueño bastante profundo.
Y luego estaba ese grito... había sido real. Y era de mujer. Se centró más en el sonido. Creía recordar haber oído algo más, pero no sabía qué era. Tampoco sabía por qué se estaba obsesionando tanto con aquello, si simplemente le había parecido oír algo.

Al cabo de un rato fue consciente de adónde la llevaban sus pies. Delante suyo se abría paso el jardín de los Black. De Blake, más concretamente.
Justo en ese instante, salió del garaje Simon en el todoterreno con tanta prisa que ni siquiera la miró.
Qué raro... Blake no le había dicho que su padre había vuelto. Y, por lo general, cuando lo hacía y él la veía, siempre se paraba a saludarla.

Curiosa, avanzó hasta la puerta y llamó.
Al cabo de unos instantes, esta se abrió.
En el umbral estaba Sonia, con el gesto preocupado.
—Oh, eres tú, Keira —parecía tensa—. Pasa.
—¿Algo va mal? —preguntó ella, entrando lentamente.
—No sé si debo contarlo, si es pronto o...
—Harper ha desaparecido.

Una voz por las escaleras la hizo girarse. Su amigo bajaba lentamente, con la mirada perdida.
Keira, impresionada, abrió mucho los ojos.
—¿Q-qué? ¿Cuándo ha pasado? ¿Sabéis algo? —estaba de verdad asustada. No es que fuesen amigas o algo así, la verdad es que la caía hasta un poco mal desde que se había hecho amiga de la nueva, pero aún así era una compañera de instituto, y además prima de su mejor amigo.
—Anoche —siguió Blake, que la miraba sin ver.

Su relación era extraña. Cuando conoció a Blake, sobre los 9 años, estaba todo el día pegado a su prima.
Pero hacía un par de años atrás, Blake les contó que sus padres se habían peleado, y no volvió a mencionarla. Odiaba que le sacaran el tema. Keira creía que todo lo relacionado con esa chica le alteraba, y prefería no hablar de ella con él normalmente.
—Lo siento mucho... ¿puedo ayudar en algo?

Sonia suspiró y negó con la cabeza.
—Voy a llamar a tu padre.

Blake asintió y se sentó en la escalera.
Metió la cabeza entre las rodillas y suspiró.
Keira se sentó a su lado y le pasó un brazo por la espalda.
—No te preocupes, Blake. La encontrareis. Se habrá perdido, o se habrá despistado. Igual se desmayó y está un poco... no sé... semiinconsciente, pero seguro que la encontráis.
—¿Cómo? No saben ni por dónde buscar. No es como si gritara y la oyésemos.

Gritara.
Otra vez esa sensación hizo que se le pusiera el pelo de punta. ¿Y si...? No, era imposible. La habría oído más gente gritar, ¿no?
Aunque, por otra parte, sus pasos la habían llevado hasta allí.
—¿Quieres que vayamos a buscarla? —preguntó ella, tratando de animarle.
—No, no. No hace falta que hagas nada. Mi padre ahora nos dirá que hacer. También han venido mis abuelos. Se han ido a... bueno, no sé exactamente a dónde.
—¿Tus abuelos también han venido? ¿Han venido todos por... eso?
—No, que va. Vinieron para... hacer una visita y Harper y yo nos enfadamos con ellos. Una discusión en la que yo me subí a mi habitación, ella se marchó hacia su casa, en teoría, y nadie la ha visto.
—Vaya... lo siento mucho, Blake. ¿Quieres que llame a Ian?
—No, no le molestes. Que descanse para el partido. Yo ya le he dicho al entrenador que no puedo ir. Si hay dos bajas nos mata.

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