Capítulo 9

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Ese día Camille y yo asistimos juntas a las actividades, Natalia iba con nosotras por ratos para después salirse, es entendible ya que estaba súper nerviosa y ocupada con lo de su banda. Esa noche harían una fogata cerca del lago, Camille me pidió que fuera con ella, en un principio me negué, y es que realmente me atemorizaba estar tan cerca de algo que quemaba, pero ella me prometió que nada pasaría y estaría al pendiente de mí.
-Si te incómoda estar ahí, nos vamos, si?
-Está bien, vamos- me sonrió y limitó sus ganas de abrazarme moviendo sus brazos a ritmo de alguna canción feliz
    Llegamos a la fogata donde estaban todos sentándose alrededor en troncos o en el mismo suelo, Camille buscó una silla para que me sentara yo y ella se sentó en el suelo junto a mi. Esa noche la luna se veía mucho más resplandeciente, había algo especial en su brillo.
Todos reían contando anécdotas de los mismos consejeros o de algunos campistas; el fuego ardía alegremente en el centro, Camille reía por las cosas que decían pero no olvidaba que estaba ahí, me preguntaba si me sentía bien, en cada pregunta que me hacía respondía que sí y le sonreía. Miré hacia el cielo y contemplé el brillo de la luna, sí, era diferente, podía sentirlo.
     Un chico tomó su guitarra, afinó suavemente las cuerdas y comenzó a tocar canciones románticas. Miré a Camille, sonreía alegremente mientras se mecía al ritmo de las melodías y sus ojos…sus ojos se veían más llenos de luz, no sabía si era porque el brillo de la luna se reflejaba en ellos o era su propio brillo que irradiaba por la emoción que sentía por esta clase de cosas.
     La noche pasaba y algunos se iban a sus cabañas a descansar mientras que otros seguían platicando y algunos más, quemando malvaviscos. Camille platicaba con un muchacho que era parte de los consejeros, creo que a él le gusta ella, lo adivino por la forma en que la mira, ella no muestra interés por él pero se nota interesada en lo que le dice. Yo me sentía cansada, así que me levanté de mi silla y me alejé un poco de la fogata caminando hacia el lago, me cerqué a la orilla, la luna aún se veía y bañaba de luz al lago dándole un tono color azul al agua.
-Aquí estás- dijo Camille acercándose a mi
-No estabas hablando con aquel chico? -me gire a verla
- Si, pero tiene que atender a sus acampados - se sentó en la arena- Me gusta mucho este sitio, por eso, desde niña, vengo cada año -soltó- Durante las clases suelo ir de un lado a otro, sólo puedo tomar un respiro leyendo en el parque central de mi ciudad donde hay un lago que no es igual de increíble que este, pero me hace sentir aquí. – suspiró profundamente fijando su mirada en el lago -Es mi sitio favorito estando en la ciudad
    Al hablarme de eso vinieron recuerdos de aquél viaje cuando cumplí 16, y de esa chica distraída que me habló de ese lago, pero la verdad no creo que sea ella…la miré, Camille suele soñar mucho despierta, pero no se ve como alguien distraída. Puede ser una simple coincidencia, no me atreví a preguntarle ya que se veía metida en sus pensamientos contemplando la belleza del lago y la luna, me senté en silencio junto a ella.
-¿Qué te hizo venir aquí, María? - se volteó a verme con una sonrisa en su rostro
-Estoy aquí por mamá, quiero decir, ella me habló de este lugar y yo acepté a venir para alejarme un poco de mi monótona vida.
-Hizo una buena elección tu mamá al elegir este lugar, a todos nos hacen sentir como en casa.
-Eso es lo que parece, tenía miedo de que después de lo que pasó con Samantha vinieran por mí, pensé que le dirían los directores.
-Es que… -dijo insegura y con una pequeña mueca siguió- No le dijeron porque Natalia y yo les pedimos que no lo hicieran.
-¿Por qué hicieron eso?
-Pensamos que lo que hizo Samanta no debería ser una razón para que tú abandonaras esto y menos siendo la primera vez, sería terrible que te quedarás con una mala imagen de aquí.
-Vaya…- sonreí, no pensé que pensaran en mi así, ni que les interesara el que yo pasara un buen verano en este bosque junto a los demás campistas -No hay ningún problema Camille -le dediqué una sonrisa y la miré a los ojos.
Nos quedamos en un cómodo silencio mirando como la luz de luna cubría todo el bosque, algunos ya se iban, Camille me sonrió, se levantó sacudiéndose un poco y dijo que era hora de ir a la cabaña ya que mañana nos esperaba un día largo, me puse de pie junto a ella y caminamos hasta la cabaña sin decir nada. Ya recostada en mi cama me quedé pensando durante la noche que el que haya aceptado quedarme aquí me estaba dando algo, nuevas amigas, amigas, nunca antes había tenido amigas, suena bien eso para mí.


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¡Hola a todos! espero que la historia esté siendo  de su agrado, me sentiré complacida de recibir sus comentarios y aportaciones :)

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