Capítulo 12

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-Hola, buenos días - desperté más temprano que Natalia y Camille, me dirigí hasta la cabaña del consejero Samuel, necesitaba hablar con él sobre lo sucedido con Samantha y Camille - me gustaría hablar sobre lo que sucedió semanas atrás con Camille y Samantha – dije desde la puerta, él me miró desconcertado y me invitó a pasar.
-Señorita María, pero si usted ha sido la afectada ante tal situación
- Lo sé, pero no me parece justo que Camille haya tenido que perderse de esta clausura por causa mía, cuando lo único que hizo fue defenderme, no cree usted que es injusto de su parte prohibirle esto a Camille, que tiene más de 9 años asistiendo a este campamento? Sería una verdadera lástima que el siguiente año no vuelva... - lo solté, necesitaba que se sintiera mal y recapacitara sobre lo injusto que fue con Camille, sin embargo, él no dijo nada, solo me miró, no hizo gesto alguno hasta que continúe -…y también el que yo no vuelva, siendo mi primera vez aquí ...
Samuel sonrió por mis palabras, por qué!? No lo entendía, debía sentirse mal no bien -Señorita, entiendo todo lo que me dice y le debo una disculpa por todo esto, hablaré con Camille para llegar a un acuerdo, ya que aunque la haya defendido de la señorita Samantha lo que ambas hicieron no estuvo bien, así que re consideraré el castigo. Por ahora quiero que se prepare para el gran cierre de este campamento, será único!-
Salí de ahí de la misma manera en la que entré, sin nada. Llegué a la cabaña y Natalia se encontraba arreglando su maleta, Camille revisaba su celular.
-Hola María - me dijo Natalia emocionada mientas acomodaba sus pertenencias -Estoy por terminar de empacar mis cosas, pero Camille insiste en que no la haga aún ya que para eso faltan dos días, puedes creerlo? -reí al tiempo que Camille habló antes de que yo dijera algo -¡Vamos Natalia! Tendrás que usar algo de lo que has empacado y no podrás ponértelo porque estará en tu maleta, así que no era necesario que tuvieras todo ya! - miré a Camille por un momento y volví a Natalia -Ella tiene razón - Natalia hizo un puchero, tomó dos de sus blusas de bandas para lanzarnos, yo esquivé su ataque riendo pero Camille no -¡Tienen razón! -tomó su maleta y la vacío, volvió a tomar la blusa y me la dio -Es tuya -me miró al mismo tiempo que Camille - Es un regalo de mi parte para que no me extrañen - le sonreí, Camille la abrazó y yo las vi, a veces me gustaría recibir un abrazo por más doloroso que fuera, pensé.
Alguien tocó a la puerta de la habitación, Natalia abrió, era Samantha que buscaba a Camille, mis compañeras se veían sorprendidas pero yo sabía de lo que se trataba, tal vez Samuel cambió de opinión y podrían participar, me daba alegría por Camille, aunque por Samantha no mucho.
-Samuel nos busca- dijo Samantha al tiempo que me veía con desprecio. - Allá voy -le contestó Camille quien en cambio me sonrió tiernamente antes de salir.
Natalia no entendía nada de lo que sucedía entre ella y yo, cuando nos quedamos solas me  preguntó.
-¿Acaso ustedes dos tienen algo escondido de lo cual no fui participe? -me preguntó curiosa
-La verdad es que si, tenemos un cuerpo escondido pero es secreto, nadie puede saberlo -la miré retante fingiendo seriedad pero una risa salió de mí y ella también rió.
-¡¡Que boberías dices María!!- siguió riendo y terminó soltando- La verdad es que tenía bastante que no veía a Camille así de feliz, no sé si debo ser yo quien te lo diga…-trago saliva y su semblante se volvió serio y el mío también- Pero... desde que murió su hermano menor ella dejó de sonreír como antes, algo había cambiado en ella, se volvió más distraída.
-Es terrible escuchar eso, cuántos años tenía?
-No muchos, meses en realidad, siempre fue hija única y cuando supo que dejaría de serlo la idea le entusiasmó bastante. Iba al pequeño bosque de la ciudad a escribir historias para él y así tener qué contarle cada que él estuviera asustado o simplemente con ganas de escuchar una bella historia; le encantaba escribir para él así como a ella le encantaba leer su cuento favorito.-
Natalia se sintió mal de contarme todo aquello de Camille, pero sabía que yo ya era parte de ellas y podía saber todo aquello que las lastimaba y quizás algún día Camille me contaría de esto ella misma. Me sentía terrible al saber que Camille pasó por eso, me sentía egoísta creyendo que sólo mi vida podía ser mala pero no, mi vida era así por alguna razón y Dios sabrá de qué otros males me libró.

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