Capítulo 11

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     Los días siguientes fueron entretenidos y llenos de actividades, se sentía un espíritu de alegría y compañerismo entre todos los campistas, sin embargo un día fue diferente a los demás, amaneció nublado y la lluvia que no paraba hizo que los organizadores cancelaran las actividades programadas y nos dieron el día libre en nuestras cabañas si queríamos. Natalia salió desde temprano, pero Camille y yo nos quedamos en la cabaña, ella se ofreció a traer mi comida para que yo no saliera, lo cual fue un lindo gesto de su parte. Después de comer ella dijo estar cansada y decidió tomar una siesta, yo me di una vuelta por la cabaña y me percaté de unos libros que había sobre pequeña mesa de estudio en la habitación, me acerqué a hojearlos un poco y vi que todos eran cuentos e historias de los bosques, me pareció de lo más interesante, alcé la mirada hacia la ventana, una suave capa de neblina cubría a los frondosos pinos y la lluvia que caía sobre ellos hacía que todo se viera más mágico. Sonreí para mí misma, acomodé mi chamarra y volví mi atención a los libros sobre la mesa, tomé uno de ellos y me senté a leer.

-¿Qué lees? - me interrumpió de pronto la adormilada voz de Camille.

-Un poco de historia de estos bosques- contesté mostrándole la foto que venía en el libro.

- Oh! Los bosques son lindos, me gustaría tener el mío- dio un bostezo y se sentó sobre su cama.

Cerré el libro y lo dejé sobre la mesa, me giré un poco y le puse atención a Camille; ella río nerviosamente al verme atenta a lo que hacía.

-¿Quieres que te cuente la historia de cómo conocí este lugar? -me preguntó, a lo que yo afirmé entusiasmada, me paré y senté junto a ella. Por un momento ambas miramos en silencio por la ventana como caía la lluvia.

-Bueno...-dijo aclarando su voz- Cuando tenía seis años mis padres me regalaron un cuento que hablaba de un lindo bosque, me encantaba mucho ese libro, lo tenía siempre conmigo, pero un día mamá lo mojó por accidente, lo cual hizo que sus ya desgastadas hojas se rompieran por completo. Mis papás estuvieron buscando ese libro por todos lados para reponerlo antes de que yo me diera cuenta, pero fue demasiado tarde, había dado con la escena del crimen.- sonrió tristemente -Me sentí triste al saber que mi libro favorito estaba deshecho. Un día, mis padres hablaban con los de Natalia y ellos les contaron que la enviarían en las vacaciones a un campamento que justo se encontraba en un bosque, a ellos esto les pareció una increíble idea ya que podría ir un verdadero bosque, tal como en mi libro - sus ojos comenzaron a iluminarse y su sonrisa se hacía más notoria- Cuando me dieron la noticia de que iría me sentí emocionada, no sabía que pasaría pero vamos, podría estar justo como en mi cuento favorito- suspiró emocionada - cuando estuve aquí por primera vez lo pasé de lo más padre, Natalia y yo nos hicimos más amigas, juntas jugábamos a la historia de mi cuento. Y con forme pasan los años y cada vez que vengo aquí, siento que puedo revivir mi cuento, sólo que con nuevas historias y nuevas personas importantes como tú... -me miró y río al ver mi embobado gesto.

Me relajé y le dedique una sonrisa y ella continúo contándome todo sobre ella, cada que Camille me hablaba de su vida olvidaba lo mío propio, me hacía sentir viva que alguien pudiera tener una vida fuera de lo que yo viví. Había algo en ella que a mí me hacía sentir cómo en casa y sé que ella también lo sentía.

La lluvia se detuvo y Natalia volvió para decirnos que en unos días se marchaba para incorporarse a sus ensayos de banda. El campamento estaba por terminar en dos semanas, me sentía nostálgica al saber que en unos días volvería a todo aquello que dejé, pero algo en mi estaba cambiando. Camille se puso algo sentimental al recordar que no podría participar del evento de clausura, pero de pronto a mí se me ocurrió una idea.

HomesickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora