I

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La primera vez que Jeongin le fallo a Jisung, pudo ver en sus ojos que le importaba.

Habían pasado dos o tres meses donde cada día lo visitaba, no faltaba un día en lo que no iba a su casa —más bien Jardín ya que nunca entraba a la casa— y cuando lo hacía, le avisaba a Jisung que tenía cosas que hacer como ayudar a su mamá con las compras. En ese momento no lo admitía, pero la verdad era eso, el mayor le enseñaba más cosas de lo que imaginaban, aprendía sobre temas que en la escuela no le explicaban.

Su favorito era escucharlo hablar sobre las distintas versiones que tenían los cuentos populares.

—La historia cambia según quien la narra o quién la escucha—

Primero no entendía a que se refería, no hasta que volvío a leer la Caperucita roja con otro punto de vista.

Hace un poco menos de una hora que estaban caminando por todo el jardín, Jisung miraba con cautela cada flor que había. Miraba algunas, se alegraba y después bufaba dejando un puchero en sus labios.

—¿Qué estás haciendo Jisung?—

Pregunto por cuarta vez desde que se había acordado de algo y buscaba. Hace tiempo que no escuchaba la voz del otro y por alguna aquello lo molestaba.

—El otro día la señora Choi faltó a las clases y como me aburría fui con el viejo jardinero—

En el lugar había muchos jardineros, pero el jefe de todos ellos era un señor grande, bastante viejo. Se le notaba a la distancia su fascinación por las plantas y flores, tenía un vasto conocimiento del tema.

—Como me aburría, me enseñó sobre el lenguaje de las flores—

—¿Lenguaje?—

El castaño asintió.

—Si regalas cierto tipo de flores y color, es un mensaje diferente que quieres dar—

Asintió para si mismo, orgulloso de su explicación.

—Hay tres flores que me gustaría regalarte—

Siguió caminando por el jardín hasta que sus pasos se detuvieron frente a unas pequeñas flores azules, eran delicadas y llamativas, sus pétalos daban una sensación de fortaleza pero al tocarlas sentía que podía romperlas si hacía más presión.

—Esta son una—

Jisung se agachó a la medida de aquellas flores, pero antes de poder cortarlas y armar el ramo que le regalaría a Jeongin, una voz pronunció el nombre del castaño.

—¡Jisung, el señor Park ha llegado!—

Era el tío del mayor, lo había visto tal vez una o dos veces durante el tiempo que pasaba en el jardín. Jisung le sonrió y dejo las tijeras de podar para sostener una de las manos del pelinegro, mirándolo a los ojos le prometió.

—Mañana tendré listo tu regalo, ahora debo ir con mi doctor—

Durante el camino a casa y su trayecto hasta la escuela el día  siguiente, incluso en la clase de biología en su mente rondaba tres cosas; el hecho de que Jisung tenga un doctor que lo visita a su casa, el lo veía completamente sano, aunque existía aquella semana que estuvo desaparecido; la flor que Jisung le quería regalar, según el otro tenía un mensaje y la curiosidad por saber cuál era lo estaba consumiendo; y el último, a la vez el más problemático, era la sonrisa que le había dado el día anterior. No estaba bien que su corazón latía fuerte con solo recordarla y que este presente en su mente la mayoría del tiempo.

Sin vacilar, en el almuerzo les hablo a sus amigos sobre aquel chico. Por primera vez podía centrarse en su comida y no en los brabucones que aún querían golpearlo, para su suerte a esa altura ya habían encontrado a otra persona a quién molestar.

—Seguro tiene cáncer—

Seungmin empezó con sus teorías del misterio sobre Jisung.

—No digas eso—

—¿Qué otra explicación tienes genio? Iluminame querido Hyunjin—

El aludido simplemente rodó sus ojos.

—El dijo "Doctor" puede ser cualquier tipo de doctorado—

Seungmin rió.

—Tampoco creo que tenga un abogado—

—¿Y si en realidad esa casa es un manicomio?—

Todos en la mesa observaron a Félix ¿En que estaría pensando?

—Piensalo, nunca entras a la casa, el chico se viste igual siempre. ¿Y si los jardineros en realidad es un tipo de terapia para gente con problemas mentales? Tal vez al chico le avergüenza decir que son sus compañeros en el psiquiátrico—

Los presente en la mesa quedaron perplejos ante la teoría, no tan, descabellada del extranjero. Jeongin sabía que la única forma de saberlo era preguntárselo directamente a Jisung. Otra vez estaba pensando en él.

—¿Vendrás con nosotros esta tarde?—

Jeongin estuvo a punto de responder lo mismo que hace unas semanas, pero la voz de uno de sus amigos interrumpió el proceso.

—No me vengas con que tienes que ir a ver al loco porque empezaré a creer que te gusta—

—No me gusta—

Respondió sin siquiera ponerse a pensar, tenía claro que sí lo hacía podía llevarse una sorpresa.

—Claro y Félix es heterosexual—

—Yo soy—

—Changbin—

—Gay—

El grupo de amigos empezó a reír a carcajadas por la inocencia del chico, Jeongin pensó que no pasaría nada si faltaba a su cita de todos los días. Es decir, mañana lo volvería a ver.

No todo es tan fácil y el pequeño pelinegro lo descubrió al llegar a casa.

Su abuela era una gran artista y su pasatiempos favorito era el dibujar flores, entro a la habitación de la mujer mayor encontrandola dibujando una familiar. Fue cuando su mente pensó en Jisung, era la flor que tanto había buscado.

Con la garganta seca y su voz a penas audible le pregunto a su abuela si sabía que significaba aquella delicada flor a lo que respondió con una sonrisa "Nomeolvides, como dice su nombre la persona que te la obsequia pide que no la olvides"

Su pecho se estrujaba, había Sido un imbécil por olvidarse que el chico le tenía un regalo. Como un idiota había ido a una sala de videojuegos olvidando la promesa del castaño. La noche era fría y el corría a toda prisa para llegar hasta el jardín, para su suerte la puerta aún seguía abierta.

—¡Jisung!—

Entro gritando a penas sus pies tocaron el césped del lugar. Una voz no muy lejos le respondió.

—¿No llegas algo tarde?—

Dándose media vuelta lo vio ahí, sentado en el suelo con un ramo de flores en su mano y un semblante serio, dolido y sus ojos cansados.

—Lo siento—

El otro negó extendiendo el regalo. Jeongin lo acepto acomodándose junto al mayor en el suelo.

—Estas son unas Dalias rosas, estas son lilas y las azules se llaman Nomeolvides—

Explicó. Quería preguntar el significado, el mensaje de cada flor, aún así la voz no le salía. Tomo la mano de Jisung notando en seguida que estaba fría.

—¿No tienes frío?—

Jisung lo miro confuso, lo vio reaccionar de a poco y supo que no fue gran idea preguntar aquello.

—¿Frío?—

Y para Jisung, todo se volvió negro.



Primavera |Jigin/JeongSung|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora