Hexagono de varios lados.

Primer lado. (Conejito1)

-¡Magi!- grito mi amiga desde el otro lado de el aula, mientras yo estaba embobada mirando por la ventana de el salon hacia el patio de deportes.

-Lo estas viendo de nuevo, ¿no deberías ya decírselo?- pregunto ella picaramente,  Samanta, es alguien muy abierta respecto a sus emociones, algo, totalmente distinto a mi, quien siempre se esta escondiendo de todos.

-decirle que? no, ni hablar, me iré con ese secreto a la tumba- dije mientras movía las manos apenada, de quien hablaba Samanta era de Martín, el chico que me gustaba.

-no prometimos ser este año diferentes?- me  dijo poniendo su mano bajo su barbilla y mirando a la ventana, quizá viendo también a martín, quien estaba haciendo el tonto con el balón junto a su amigo "colorido", del cual su nombre no recordaba.

Seria toda una mentirosa, si digo que nunca me enamore, desde la primaria, secundaria, y ahora preparatoria, he tenido amores platónicos.

Por supuesto que siempre fui un fracaso, sin poder decir nada, nunca confesé lo que sentía al chico que me gustaba,  me escondía, corría, e incluso sabia perfectamente como actuar indiferente hacia esa persona. Entonces... ¿Que es lo que hace a Martin diferente?.

Pues aparte de ser el chico con el que toda chica sueña, era el la oportunidad perfecta para escapar de mi "yo" de el pasado, si lograba decirle lo que sentía, significaba que yo Margaret Sauceda, podría ser una persona nueva, alguien mucho mas valiente, fuerte y determinada.

Era la oportunidad perfecta de cambiar.

Al menos esa era la promesa que Sam y yo habíamos echo en una pi jamada, antes de el inicio de el siclo escolar, Sam estaba convencida que este año seria diferente, yo dejaría de ser la aburrida Magi, y ella la problemática Sam (como le digo de cariño). Una promesa que al menos Sam estaba cumpliendo, estudiando para los próximos exámenes, sin embargo, yo seguía evadiendo la realidad.

Por ello cuando me vi a solas con Martin, ese jueves, antes de las clases, cuando el sol aun no salia, no podía creer que aquello fuese real y no un producto de mis muchas fantasías.