La Amour è le miroir | Taegi | Yoontae

Rêver

Los días pasaron y Yoongi se había alejado, hasta que un día en el que se sentía triste se acercó al espejo. El recuerdo de Taehyung lo atormentaba.

-Taehyung.. Por favor.. Dime que eres real y que nada fue un sueño... Solo quiero verte de nuevo.

Pero no había respuesta. Yoongi quiso romper el espejo hasta que recordó las palabras de Taehyung.

"Si este espejo se rompe, yo no seré liberado nunca Yoongi, y tengo miedo de no salir jamás"

Sus palabras sonaban una y otra vez en su cabeza. ¿Cómo es que aún recordaba su voz?
De repente comenzó a llorar.

-¿Por qué lloras? -esa voz. La reconocía perfectamente. Lo miró, alegre, con esperanzas, pero sólo miraba su reflejo y su sonrisa desapareció.

-No puede ser... No es cierto...

-¿Yoongi?

-¡Taehyung!, ¿Donde estás?

-Lo siento... No quise hacerte llorar -ahora su voz se quebraba.

Yoongi no respondía, pero había dejado de llorar. Taehyung apareció de nuevo y Yoongi miró el espejo.

-Taehyung... -Su voz era llena de esperanza. Se acercó al reflejo y tocó el espejo, colocando su mano en él, Taehyung hizo lo mismo. Juntándose sus manos.

-Voy a sacarte de ahí

-No puedes...

Ante esto Yoongi golpeó el espejo. Y Taehyung bajó la cabeza.

-No intentes nada por favor, yo recibo el daño que este espejo reciba.

Dijo con voz dolorosa.
Yoongi se sorprendió.

-Pero cómo voy a...

-Lo siento Yoongi. No quise aparecer de nuevo para no lastimarte, porque sé que tu sientes algo. Y yo también siento algo por tí. Y al final nada de esto será posible.

Yoongi se alejó un poco, mirando como Taehyung se aferraba al espejo, quedando cerca.

-¿De qué hablas?

-Solo quiero ser feliz -dijo el castaño.

-Y lo serás.

Yoongi miró a Taehyung.

-¿Vendrías conmigo de nuevo?, ¿solo una vez más? -preguntó.

-Tú sabes que sí.

Taehyung sonrió antes la respuesta del chico y le ofreció su mano. Yoongi la tomó.

Todo era oscuro de nuevo.
Pero esta vez no había pasto ni estrellas. Se encontraban en un viejo teatro abandonado.

Yoongi notó que había un piano y comenzó a deslizar sus dedos por las teclas con suavidad. Taehyung lo miró sorprendido y con una sonrisa.

—¿Sabes tocar melodía?

Yoongi asintió alegre mientras comenzaba a tocar y Taehyung sonreía con los ojos cerrados, deleitando sus oídos con el sonido del piano.

—Hace años que no escucho el piano —dijo llevándose las manos al pecho. Conmovido.

Yoongi siguió tocando mientras Taehyung sonreía, bailaba, usaba trajes viejos de actores de teatro y recitaba poemas.

Ahora Taehyung tenía la ropa de un poeta mientras sostenía un papel en la mano con su sonrisa cuadrada y yoongi completaba los versos del poema con la música.

Hasta que Taehyung cayó al suelo. El telón se cerró. Yoongi dejó de tocar y entró asustado, la escena cambió.

—¿Taehyung?

Y de repente todo era negro de nuevo.

Yoongi despertó.
De nuevo dormía y estaba frente al espejo, hacía frío y esta vez, con un papel en la mano: el poema que Taehyung había recitado.

Sabía que Taehyung era real.

Horas después la luz del Sol entró y Yoongi escuchó una voz susurrar.

—Buenos días, Yoongi.

Yoongi se levantó. Taehyung lo miraba con una sonrisa.

Así pasaron los días. Yoongi visitaba aquél misterioso mundo junto a Taehyung por las noches, y luego despertaba.

Ambos se habían enamorado, ambos eran dos corazones, separados por un cristal.

—Yoongi, ¿Tú crees que algún día podremos estar juntos? —preguntaba, recargado en el espejo. Yoongi estaba sentado y tenía la cabeza apoyada en el vidrio.

—No lo sé...

El tiempo pasaba y Yoongi pasaba más tiempo con el espejo. Ya no visitaba a las personas ni a sus amigos. No salía de casa. Había dejado de teñirse el cabello de blanco, a su color natural; negro.

Al pasar de los años Yoongi estaba hablando con Taehyung. cuando Taehyung dijo:

—Yoongi, estás envejeciendo... —había tristeza en su voz. Una cana salía de su cabello pero Taehyung seguía siendo el mismo. El espejo no alteraba su edad.

—No me preocupa. Aunque sea viejo te seguiré amando.

Taehyung rió nervioso mientras juntaba su mano en el espejo para reencontrarse con la de Yoongi, quien la juntó.

En las noches que Yoongi no podía dormir, Taehyung le cantaba al oído. Cuando Taehyung tenía curiosidad del exterior, Yoongi le contaba cosas.

Ambos se complementaban.

—Cuéntame más —Taehyung se acomodaba como un niño pequeño que escuchaba un cuento.

—Bueno, el relojero al final logró llegar a casa y la Luna volvió a brillar. Luego de eso el relojero comió sopa y volvió con su familia.

Miró a Taehyung, quien ya estaba dormido, sus párpados estaban suavemente cerrados. Yoongi besó el espejo, en la cabeza de Taehyung. Y él pequeño sonrió. Había recibido el beso.

Una noche, en la que los truenos resonaban en la habitación, y la luz de los relámpagos iluminaba el piso, Taehyung temblaba de miedo.

—No tengas miedo, estoy contigo.

Taehyung solo se encogía, abrazándose, mientras temblaba.

—Son sólo truenos. Ya pasará.

Pero Taehyung lloraba.
Y Yoongi sabía por qué.

Fue en una misma noche de tormenta cuando Taehyung quedó encerrado en el espejo. Y eso le traía horribles recuerdos a su mente.

—Mirando, Mirando las estrellas, ellas brillaban muy felices. Y la Luna dormía, entre flores y raíces.

Yoongi cantaba una canción para calmar a Taehyung, quien seguía llorando y tapando su rostro.

Le dolía no poder estar ahí para abrazarlo, porque sabia que solo viajaba en los sueños. Solo podía verlo y tocarlo cuando dormía.

La canción estaba calmando a Taehyung, hasta que dejó de llorar y Yoongi abrazó al espejo, haciendo que Taehyung sonriera.

—Hallaré la forma de sacarte de ahí Tae. Lo prometo.

Taehyung solo asintió en silencio. Después la tormenta calmó y trajo la luz del Sól.

Otro día Yoongi trajo un libro y le leyó historias a Taehyung. A Taehyung le encantaban las historias.

En una ocasión le enseñó fotografías: un reloj, un árbol, un cielo estrellado, una flor. Le daba flores, le dedicaba canciones, le recitaba poemas de amor.

Y Taehyung siempre se emocionaba por las cosas nuevas que Yoongi traía.