Capítulo 2: El bar

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Nerea

No podía estar más contenta. Su primer día y había hecho dos amigas. No una, no, no, DOS. Estaba deseando ver a Miriam y contarle todo, quería que se sintiera orgullosa después del numerito de la mañana. Por eso, tan pronto se despidió de sus nuevas amigas se fue corriendo a Central Sound, el bar donde trabajaba la leona.

Por suerte, el bar se encontraba cerca de la universidad y no tardó mucho en hacer acto de presencia. Como siempre a esas horas, no había demasiada gente, se llenaba más a las noches, así que encontrar a Miriam no fue difícil. Estaba detrás de la barra, apoyada y muerta del asco. 

-¡Miriam!- gritó a la vez que agitaba su mano para llamar su atención- ¡Ha sido un día genial!- se sentaba con dificultad en una de las sillas que había en la barra, eran demasiado altas, pero desgraciadamente ya estaba acostumbrada a esos problemas de alturas.

-Peque, ¿qué haces aquí? ¿ha pasado algo?- notaba cómo Miriam empezaba a sacar su instinto de madre leona.

-No, no, tranquila- sonreía embobada- Es que... ¡estoy tan contenta!-

-¿Has comido algo antes de venir?- negaba esperando la bronca- Bueno, pues cuéntame qué tal mientras te preparo algo-

La sonrisa de la rubia en ese momento era deslumbrante, ¡cómo quería a su leona!. Le contó absolutamente todo, desde que Aitana se sentó a su lado habiendo un montón de sitio libre hasta que conoció a su mejor amiga, Amaia...

-Espera, ¿Amaia?- menuda pregunta le hacía Miriam. Esperaba que no se hubiera quedado solo con ese detalle de todo lo que le acababa de contar.

-Sí, es majísima, pero ya lo descubrirás hoy a la tarde- le restaba importancia- Pues lo que te iba diciendo, ¡Aitana es genial! Lo tiene todo; guapa, lista, amable, graciosa...-

-¡¿Esta tarde?!- 

-Sí, queríamos quedar y les he propuesto venir aquí, así las conoces- de verdad que no entendía qué le pasaba a su amiga- ¿Por qué estás tan nerviosa?-

-Yo no estoy nerviosa- le servía su sandwich.

-Sí que lo estás, desde que mencioné el nombre de Amaia no me escuchas-

-Venga, come que se te va a enfriar- algo le pasaba y Nerea estaba decidida a descubrirlo.

Agoney

Acababa de salir de trabajar y estaba agotado. Lo único que le apetecía ahora era llegar a casa y tirarse en el sofá, pero eso no fue posible. ¿Es que acaso no se lo merecía? Había tenido que aguantar a dos niños rabiosos y eso se merece una medalla. Recordar que luchaba contra esas fieras todas las mañanas le daba dolor de cabeza... Tenía que encontrar otro trabajo. 

*WhatsApp Nerea: Estoy comiendo en el bar de Miriam, ¡vente!

Al leer eso, Agoney ya no fue capaz de pensar en lo cansado que estaba. Sabía que Nerea quería contarle su primer día de universidad y no podía decirle que no. Esa pequeña rubia era su debilidad. Así que, sacando toda la energía que le quedaba puso rumbo al Central Sound.

-¡Ago!- gritaba Nerea al verle- Tienes que ayudarme, Miriam está muy rara. Le pasa algo, pero no sé qué puede ser...-

-¿Has probado a preguntarle?-

-¡Claro que sí, idiota!- le daba un codazo.

-La princesita tiene razón- decía Mimi desde detrás de la barra mientras ellos se sentaban- Lleva todo el día así. Tiene que estar encoñada de alguien porque la sonrisa de boba que tiene no se la ves todos los días-

El Café De Las Nueve y CuartoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora