Capítulo 3: Las 21:15

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Aitana

Estaba flipando. La chica por la que Amaia se moría estaba ahí sirviéndonos nuestros refrescos. Si esto no era el destino no entendía qué podía ser. Nerea estaba igual de alucinada, pero, al mismo tiempo, desconcertada. Intentó morderse la lengua, pero cuando estaba con la rubia no se le daba bien pensar antes de actuar y lo soltó. De golpe y sin amortiguar.

-¿Estás celosa?- pero Nerea no la entendía, así que dejó que se explicara- Es que desde que Amaia y tu amiga se encontraron estás muy pensativa y no tienes buena cara. ¿Estás saliendo con Miriam?-

-¿Qué? ¡No, por dios! Es como mi hermana mayor, en serio- al escuchar esas palabras Aitana soltó una bocanada de aire aliviada- Es que Miriam no me había dicho que se conocían y me ha pillado por sorpresa, eso es todo-

-No se conocían- las caras de la rubia eran un cuadro y a Aitana se le escapó una tímida risa- Tienes suerte de que Amaia esté en el baño y te cuente yo la historia porque ella no iba a salir del "Era tan preciosa..."-

De verdad que Nerea no sabía nada. Vaya, normal que se encontrara perdida y estuviera tan callada, simplemente estaba atando cabos. ¡Qué estúpida! ¿Cómo iba a estar saliendo con Miriam? Además, si lo hiciera no tenía por qué importarle, ¿o sí? Su cabeza no paraba y, es que el enigma de sus sentimientos por la rubia cada vez era más grande y no hallaba la solución. Pero eso tendría que esperar. Ahora tenían que centrarse en un enigma aún mayor. Amaia y Miriam. 

-¡Qué fuerte! Por eso Miriam se cambió la camiseta y tiene esa sonrisa tonta... ¡Le gusta Amaia!-

-Nere, ¿estás segura? La camiseta se la cambió por el café y esa sonrisa la puede tener por cualquier otra cosa- no quería destruir esa sonrisa llena de ilusión, pero tampoco podía precipitarse y no pensar en los sentimientos de su amiga si no era cierto. Porque Amaia sí que estaba pillada y no era un secreto.

-A ver, no me lo ha dicho, ¡pero son muchas coincidencias!-

-Eso es verdad- no entendía como una persona podía ser tan soñadora y dulce, era perfecta. Y por eso, esta vez, no reprimió la sonrisa de su rostro- Pero démosles tiempo. ¡Prométeme que no nos vamos a meter en medio! Si termina mal no quiero que nos afecte a nosotras- bajaba la mirada al notar cómo sus mejillas se tornaban de color rosado.

-¡Oye!- Nerea levantaba su barbilla para mirarla a los ojos- No nos va a afectar. Te lo prometo- su sonrisa era demasiado contagiosa- Ahora, lo de no meternos en medio... No te prometo nada- reían como dos niñas.

Mimi

¡Me voy un momento y todo lo que me pierdo! Suerte que Ago me mantiene informada aunque yo esté de aquí para allá. Mi jefa me estaba poniendo de los nervios, ¿por qué no llamaba de vez en cuando a Miriam? Aunque mejor para ella, no tenía que aguantarla. No quería ser mala con ella porque, ¿y si su vida era una mierda? Entiendo que no es justificación para ser una cabrona, pero al menos tendría algo de sentido. Mientras tanto, y sin información, el diablo tenía un nombre. Ana.

-Amiga, eres una caja de sorpresas-

-Mimi tiene razón. Nunca me habría imaginado que este era tu secreto- su sonrisa picarona hacía que Miriam se ruborizara de vergüenza y más cuando sus ojos dieron con su presa. Amaia salía del baño y se dirigía a la mesa donde estaban las otras dos cuchicheando, no sin antes mirar para la barra y dedicarle una tierna sonrisa- No sabía que te iban las chicas buenas-

-Bueno, no sabías ni que le iban las chicas- 

-Sobre eso tenía mis sospechas-

-Ya, ya. El radar-

El Café De Las Nueve y CuartoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora