Capítulo 5: Las fotos

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Aitana

Qué mal se me da mentir. No hicieron falta ni dos frases para que Amaia se diera cuenta de que quedaba con Nerea por placer. Porque quería verla fuera de la universidad. Quería estar con ella a solas y conocerla. Disfrutar de su compañía. Y allí estaba, sentada sobre el verde césped del parque. Ojalá se pudieran capturar momentos. La suave brisa ondeaba su rubia y larga melena mientras varias hojas caían de los árboles. El lago a lo lejos frente a ella estaba tranquilo y su agua cristalina brillaba con los rayos de sol. Era una escena perfecta. Cogí la cámara de mi bolso (siempre la llevo conmigo) y saqué la foto que mis ojos no podían para conservar aquella imagen por siempre.

-¡Bú!- hacía que saltara del susto- Perdón, es que me parecía gracioso- me sentaba a su lado.

-Esta te la guardo- reíamos- Y... Bueno, ¿qué tal estás?- notaba como intentaba romper el hielo. Estaba nerviosa y yo también, pero no querría estar en otro sitio.

-Bien, nada nuevo desde que nos despedimos hace unas horas en la uni-

-¿Y Amaia?- esa pregunta me parecía rara y no pude sentir más que decepción al pensar que no significaba más que Amaia para ella.

-Bien, bien. Quedó con un antiguo amigo suyo a tomar algo- mi tono ya no era alegre y creo que lo notó porque me agarró la mano.

-A veces eres más ingenua que yo- y al ver esa sonrisa en su rostro, por muy desconcertada que me encontrara, volví a sonreír otra vez- Amaia quedó con Miriam-

-No puede ser. Si me hubiera mentido me habría enterado- pero de repente me di cuenta de que no estaba en lo cierto. Había estado tan emocionada por quedar con la rubia que no le puso ni una sola pega cuando ésta le dijo que quedaría con Alfred y eso no era posible. Alfred era historia pasada y Amaia sabía que acercarse a él solo traía malas consecuencias- ¿Y tú cómo lo sabes?-

-Agoney, se entera de todo- reímos- Parece un espía, es muy gracioso, pero saca información útil-

La tarde se pasó super rápido. Hablamos de todo y de nada. Lo importante era estar juntas con o sin palabras de por medio. Cada vez que conocía una parte nueva de ella me sentía más atraída y mi sonrisa se hacía mayor. Nerea era una caja de sorpresas y la quería. Al pensar eso mi cuerpo se paralizó. La quería... La quiero. El miedo recorría mi cuerpo. Sentía que me ahogaba y un nudo se formó en mi estómago. Tenía que disiparlo, dejar de temer. No podía llegar a entender cómo algo tan bonito podía atemorizar de esa manera, así que le planté un beso.

Hacía tiempo que no sabía de qué me estaba hablando Nerea y, aunque me sentía mal por no prestarle atención, hice que se callara. Mis labios se abalanzaron sobre los suyos y todo ese miedo desapareció. Había ganado. Mi estómago deshacía ese nudo dejando que mil mariposas revolotearan. Ya podía decirlo sin temor. La quiero.

Miriam

Después de otro día aburrido en el trabajo, por fin había llegado la hora. La hora de cerrar y ver a Amaia. Mi día parecía mejorar al final. Solo tenía que cambiarme e irme. Mimi cerraría hoy, así yo tenía más tiempo. Estaba nerviosa. Sabía que teníamos que hablar sobre lo que había pasado en el baño. No iba a poder librarme y esa idea me aterraba. No quería darle importancia a algo que no tenía. Solo había sido un lío, nada más. Pero si solo era un lío, ¿por qué se sentía tan mal al decirlo? 

-Miriam- me giraba al escuchar su amargada voz- Acuérdate de pasarte a coger los disfraces mañana-

-Sí, no te preocupes- la verdad es que en ese momento ni me acordaba. Mañana a la noche harían una fiesta de disfraces en el bar. Temática: Superhéroes- Nos vemos mañana, puta del demonio-

El Café De Las Nueve y CuartoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora