1.

295 19 3
                                    

Together again.

"Debes esperarme sin importar el tiempo que tarde."

"Confía en la vida y en todo lo que hemos pasado."

"Los tiempos de Dios son perfectos Nick, nunca tomes nada por tu cuenta si no esta en ti resolverlo. Sabes de sobra que me refiero a tu vida."

"Estaremos juntos otra vez, lo prometo."

Es poco lo que logra recordar de aquellos sueños, sin imágenes, sin un rostro o un paisaje que le den alguna señal sobre lo que aquello significa. Solo aquella voz sin genero repitiendo lo mismo, aquella promesa a la qué se aferra sin entender bien el porque. Solo se mantiene de pie con ello en mente.

Tom Trümper ha pasado los últimos años de su vida recordando fiel mente aquello, los sueños comenzaron cuando recién había cumplido los diez, entonces fue cuando insistió hasta el cansancio por ser llamado Nick. Los hombres de la casa, su padre y hermano, se había opuesto a la petición recalcando una y mil veces que su nombre era Tom y no podía ser llamado con un nombre que no le correspondía  pero para el menor de los Trümper eso era irrelevante.

Al llegar a los quince, al despertar luego de escuchar aquella promesa, les hablo a sus padres de su sexualidad. La verdad era que no se sentia atraído por ninguna persona en particular pero, luego de conocer a su compañero de clases, Gusti, supo que ninguna niña podría llamar su atención, no es que aquél gordito de desbordante ternura le atrajera, era simplemente que con él se descubrió pensando en demasiadas cosas teniendo respuestas claras, como si su amigo fuera alguna especie de espejo de la clarividencia o interprete de los astros. Con él las cosas parecían resolverse por si mismas, era como si se conocieran de toda la vida.

Y eso le afectaba de tal manera que era tan evidente en su vida diaria. Ver una sonrisa asomar de aquella delicada boca era un verdadero reto. Tom consideraba que algo no estaba bien, más de una vez se decía a si mismo que debía encontrar la raíz del problema, pues estaba más que seguro de que había un gran problema con él.

Todas las mañanas, al despertar, no podía evitar sentir que algo le hacia falta, que su cuerpo no le pertenecía, era como si estuviera dentro de alguien más, también se daba cuenta que no encajaba dentro de su casa ni a lado de sus habitantes, era tan complicado de explicar. Sabia que algo faltaba, una pieza que lo complementaria, quería sentirse bien justo como lo hacia cuando dormía. Entre sueños, siendo acompañado de esa voz, era que podía sentirse en paz.

Inicio su ritual matutino sin complicaciones, algo que había sucedido luego de llevar su vida tan tranquilamente y sin alteraciones, es que la rutina estaba consumiendolo. Mirar desde la ventana de su habitación hacia el cielo ya fuera matutino o nocturno, era como una forma de tomar fuerzas y energías para seguir su día a día.

-Te sigo esperando - murmuró a la nada mientras veía su imagen frente al espejo, toco su rostro con sus yemas tratando de reconocer su imagen, paso las manos por su cabello intentando ver mas allá de su impactante color negro y diviso la imagen del cuerpo frente aquel espejo queriendo sentirlo como propio pero no podía. Simple y sencillamente no podía sentirse realmente en si mismo.

Antes de salir de su habitación recorrió la estancia con la mirada, algo había cambiado. Recién comenzaba el mes de marzo, el mes que hacia que la soledad y el vacío que lo habitaban crecieran hasta hacerse imposibles de ignorar, aquel mes que lo lastimaba tanto y le acercaba a pensar en la idea del suicidio, miro sus muñecas una vez mas tratando de imaginar un par de gruesas aberturas donde la sangre pudiera brotar y, aunque muchas veces había colocado navajas sobre la pálida piel, siempre terminaba negándose a proceder, debía cuidar su vida y no jugar a ser Dios y terminar con ella.

El Jardín De Las Almas. Twc. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora