El primer contacto, labio a labio

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Pasado ya meses, mi abuela quería poner un restaurante en la tienda de la casa.

Pero necesitaba ayudantes. Mi primo Dante ya había trabajado de mozo y ayudante de cocina en varios restaurantes, así que se animó a apoyarla.

Una inquilina, llamada Zila, se ofreció a ayudarla cuando pueda.

Zila es una chica algo gruesa, tenía mi misma edad en ese entonces, 14 y medio, y tal vez la misma talla. Es de piel trigueña oscura. Bastante coqueta por cierto.

Y como manos faltan siempre, yo también me ofrecí a ayudar. Al final, mi madre también se involucró.

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Montamos todo para el restaurante.

Mientras yo escribía en la pizarra los menús, Dante iba ayudando en la cocina.

Zila y mi madre preparaban la bebida.

***

Llegó la hora de recibir a los clientes, eran pocos aún. Ambos los recibíamos, atendiamos y repartiamos los platos.
Zila trajo la bebida y comencé a repartir.

Cuando regresó a la cocina, vi algo que me sacó una parte de mí aún muy escasa: celos.

Dante observaba a mi abuela cómo cocinaba, mientras que Zila se empinaba para ver también, restregando su busto en la espalda de Dante.

Una como mujer se da cuenta que lo hacía a propósito. Al parecer quería engatuzarlo.

La escena me incómodo un poco, así que mejor me retiré de la cocina.

Ya acabado todo, me serví mi menú y él también.
Se sentó conmigo y me comenzó a hablar como lo solía hacer.

Él no parecía interesado en Zila, al menos, no creo que sea de su gusto, me decía.

***
Otro día como ese. Después de haber terminado de ayudar.
Ya era tarde. Así que me fui a la sala y dejé a Dante a cargo.
Zila ya no estaba apoyando.

Me senté en el sillón y me puse a ver televisión.

Al rato, Dante salió del restaurante diciendo que la abuela ya lo cerró.

Se fue al tercer piso, a su cuarto.

Me quedé en la sala a seguir descansando mientras veía TV.

Ya cuando estaba por retirarme, siento una bajada de escaleras muy rápida. Era él.

Que raro baja tan rápido, pensaba.

Bajaba corriendo, y corriendo se fue hacía el sillón donde yo estaba.
Y me besó.

Se quito al segundo, todo fue rápido

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Se quito al segundo, todo fue rápido.
Yo le puse la mano en la boca, para que no se volviera a acercar.

—¿Qué tienes?

—...

—¿Qué te pasa? ¿por qué haces eso?

—...

No decía nada, y no porque mi mano tapase su boca; ya que, la presión era demasiado ligera y podía hablar.

Lo miraba molesta porque se pasó del límite.

Escuché los pasos de mi madre bajando las escaleras, rápidamente me incorporé y me fui para no levantar sospechas.

No sé si llamarlo un beso o simplemente un 'piquito', puesto que, fue un choque de labios nada más.

Obvie lo que había ocurrido, y lo dejé pasar.

Seguí mi vida tranquila como si nada.

Aunque ya era obvio que él sentía algo por mí. Me hacía la de vista gorda.

Pues me parecía algo mujeriego, andaba coqueteando con varias en su red social. Aunque de la boca para afuera, daba esa impresión.

Entonces, pensé que simplemente su manera de ser era así, muy suelta.
Y que solamente quería que cayera en su juego.

Cosa que no iba a pasar.

La Miel Prohibida ♡ [Primos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora