Días después, toda mi familia estaba almorzando en el comedor.
Dante y yo, que comíamos bastante rápido. Nos levantamos de la mesa y fuimos hacia la sala.
Sentados en el sillón, tapados por el espaldar del mismo. Él veía una película y yo leía una obra que tenía que terminarla pronto para poder hacer una crítica para una tarea.
El libro se llamaba: "El amor en los tiempos del cólera"
Como dije antes, el romance no me atraía pero tenía que leerlo.Él me dijo que aunque ahora no quiera leerlo, después de terminarlo me encantaría; que a él ya le había pasado así con otras obras y predecía lo mismo para mí.
Y bueno, tenía razón, hoy por hoy, esa novela me encanta.
Estábamos bastante felices, conversando de rato en rato y riéndonos, mientras él veía una película y yo leía la obra.
Pero... algo me sacó fuera de lugar.
No había motivo alguno para ese comportamiento. Fue de improvisto.
Me rozó mi intimidad.
Nunca él había llegado tan lejos. Eso sí no iba dejarlo pasar.
-¿Qué mierda tienes?
No alcé la voz porque no quería hacer un escándalo.
Me levanté inmediatamente y subí hacia mi cuarto.
Mientras subía, él cabizbajo me miraba. Le enseñé el dedo medio y terminé de subir.
Entré a mi habitación, cerré la puerta con llave, me tiré a la cama, tomé mi libro y me puse a leer.
No quería saber nada del resto.Pasado, tal vez, un minuto; la puerta de mi cuarto sonó. Era él.
Continúe leyendo haciendo caso omiso a la llamada de puerta.
-¿Arlet? ... Arlet, por favor, abre. ¿Arlet?
Tocaba la puerta insistentemente.
Pensaba soportar todos esos llamados sin fin. Pero, no contaba con lo que iba a ocurrir. ¿Cosa del destino? ¿o simplemente, una casualidad de la vida?
Pasa que la puerta se malogró mientras él se apoyaba en ella tocandola. Y se abrió.Miraba estupefacto a lo que había sucedido. Sin embargo, no desperdició ni un segundo y entró a mi habitación con paso acelerado.
Impidiendo tiempo para reincorporarme y cerrar nuevamente la puerta.Se sentó junto a mí sobre la cama.
-¿Qué quieres? -dije enojada.
-Solo quiero hablar contigo -dijo cabizbajo.
-...
-Realmente lo siento.
Con la cabeza y los ojos apuntando lejos de su rostro, esquivaba su mirada.
-Por favor, no sigas molesta.
Mírame.Trataba de encontrar su mirada con la mía.
-¿Crees que así de fácil se disculpa lo que acabas de hacer?
-Lo siento, fui un idiota.
-Un gran idiota.
-Yo tengo mis razones.
-¡¿Razones?! ¿Razones para hacer eso?
-Sí.
-¿Qué clase de razón puede existir para justificar tal acto?
-No entenderías.
Irritada con la situación, no quería seguir conversando.
-Si eso es todo, vete.
-No seas así. Es que...
-¿Qué?
-¿Podrías tratar de entenderlo?
-¿Qué voy a entender si no me dices nada?
-...es realmente muy difícil -rasguñaba la sábana con ansiedad.
Lo miraba totalmente extrañada por ese comportamiento. Apenas articulaba él alguna palabra, que no llegaba a nada.
Estaba intrigada, qué razón podría tener. Él comenzaba a temblar. Nunca lo ví así.
-Pero, dime.
-Es que... ¿te acuerdas cuando jugábamos hace tiempo? ¿cuando conversabamos?
-¿Sí?
-Lo que pasa es que... -rasguñaba la colcha con más presión- ah, ¿Cómo decirlo? Tú entiendes.
-Creo entenderlo, pero sería mejor que lo confirmes tú.
-Ya sabes...
-Dilo.
-Estoy enamorado de ti.
No esperaba que eso fuera a salir de su boca alguna vez.
-No quiero preocuparte. Si tú me permites una oportunidad, bien. Si no, no pasa nada...
Yo haré lo posible por cambiar mis malos hábitos.Por la noticia tan de repente, había olvidado la falta de respeto.
Lo que estaba pasando realmente era lo importante, era una propuesta que podría hacerme feliz como también podría hacerme daño.
Me atraía, no cabe duda de eso. ¿Amor? Yo no sentía amor. ¿Y cómo sentirlo? Si yo nunca lo permití.
Pero, quería darle una oportunidad.No contesté a lo que dijo.
Él asumió una postura de negativa.
Ya se había hecho noche, prendí la luz.
Me acerqué a él y nos abrazamos.
-Por lo menos, déjame besarte.
Baje la cabeza como si fuera un no.
Él no insistió.
Sin embargo, mi alma concuspicible deseaba saber qué se sentía poder tomarlo y besarlo como quiera, sin temor a nadie ni nada. Ni con premura a establecer una relación.
Esta imperó ese día.Esperé el momento preciso para que crea que no iba a suceder para sorprenderlo. Mi primer beso tenía que darlo yo misma.
Y mientras él me hablaba de lo que sentía; estando sentados nuevamente sobre la cama, levanté la cabeza y lo besé. Con tal ímpetu que lo hice caer sobre la cama.
No fue un gran beso, apenas un encuentro de labios. Claro que mucho menos fugaz como él que ocurrió aquella tarde.
-Apenas sentí tus labios -me dijo- Ven. -Se acercó a mi rostro y me besó.
Creo que realmente ese sí fue el beso.
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La Miel Prohibida ♡ [Primos]
RomanceArlet y Dante son dos personas absolutamente enamoradas el uno del otro; son enamorados, amigos y amantes a la vez. Se complementan en todo, pero aparte de todo eso, comparten un lazo de sangre que imposibilita la relación, son primos. Otra razón de...