Moans

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Yuta actuaba como si lo hubiese olvidado por completo.

La noche anterior se habían dado un beso tan apasionado, Yukhei aun podía sentir sus labios latiendo ligeramente. Claramente el no pudo ignorar todo aquello.

Y los días volvieron a pasar y como en cada ocasión que parecían dar un paso hacia adelante, Yuta retrocedía no dos, sino tres, dejándolo incrédulo ante su falta de respuestas. Tal vez su madre tenía razón y solo estaba perdiendo el tiempo con alguien que no estaba realmente interesado en nada con él.

Aquel día ayudó a la señora Sayumi a tender las sabanas después de llegar de las clases de la universidad. Pronto entraría en periodo de exámenes por lo que su mente debía centrarse únicamente en sacar puntajes altos, y la mujer incluso le había llevado unos bocadillos y algo de té a la habitación para que siguiera esforzándose. El se lo agradeció con una sonrisa y gesto silencioso.

Cerca de las tres percibió el olor débil de Yuta en la casa, últimamente olía mucho mejor que antes.

Tomó otras de las galletas y secó su frente que había comenzado a perlarse de sudor repentinamente. Continúo estudiando hasta que sintió su cuerpo hirviendo y su vista ligeramente borrosa. Le costó levantarse de la mesilla y cayó sobre la misma apenas pudo dar un paso.

Rodó sobre su espalda, cayendo de cara al frío suelo mientras tomaba su celular con las manos temblorosas. Jadeaba fuerte, pronto ni siquiera podría razonar correctamente. La fecha estaba en color rojo, marcada como el día que debía tomar nuevamente sus supresores. Si alguien de su familia estuviese cerca no tendría porque entrar en pánico, pero se encontraba solo y no estaba seguro de que alguien pudiese ayudarlo correctamente.

Sus piernas temblorosas apenas pudieron sostenerlo mientras se apoyaba contra la pared y caminaba a la mesita de noche, abriendo el cajón donde se suponía estaban sus supresores. Sus ojos se entrecerraron cuando apenas vio unos cuantos.

No recordaba haber tomado de más.

Pasos por el pasillo y la puerta se abrió mientras se los tomaba rápidamente. Lo siguiente que sintió fueron manos femeninas levantándolo del suelo y jalándolo hacia afuera. El solo cerró sus ojos mientras gemía bajo.

El olor de Yuta lo envolvió como un fantasma y se sintió empapado de sudor… y otras cosas más.

En pocos segundos ya se encontraba dentro de una bañera, totalmente lánguido mientras parpadeaba conteniendo el hambre voraz que nacía nuevamente en sus entrañas. El agua estaba lo suficientemente fría como para bajarle la temperatura en minutos.

“No está mejorando…” fue un susurro, Momoka estaba ahí, y el estaba desnudo.

Qué vergüenza.

“Se la ha tomado tarde… pobrecillo, está sufriendo bastante.”

“¿Deberíamos hacer que tome otra?” La pregunta lo hizo abrir tenuemente los ojos.

Eso y el olor de Yuta que apenas percibía.

Llevado por el calor del momento extendió las piernas y las abrió ligeramente. Dios, necesitaba estar solo antes de que las cosas se pusieran ligeramente más intensas.

“Lo siento, llamaré a Yuta… eso o lo dopamos hasta la inconsciencia, tomando en cuenta lo peligroso que puede llegar a ser, mamá.”

Yukhei solo miró a la mujer mientras sentía venir los espasmos de un orgasmo. La mirada que la mujer le dio le hizo entender que seguramente se veía lamentable.

“Trae a Yuta.”

Su nombre envió una pequeña chispa por su columna y estuvo a punto de tener un doloroso clímax.

“Espero que tus supresores prevengan cualquier embarazo, no te pido más que eso.”

Las palabras fueron cortadas por alguien entrando al cuarto de baño y Yukhei volvió a cerrar sus ojos para no sentir más vergüenza de la que ya experimentaba. El debía burlarse de Yuta, no Yuta de él.

“Los dejamos, si necesitas algo me mandas un mensaje. Saldremos todos.”

Yukhei escuchó pasos y la puerta cerrarse, entonces se concentró en la respiración de quien lo acompañaba en esos momentos. No le pediría que lo tomara, ni que lo acariciara. Era realmente doloroso, pero no sería codicioso en pedir las atenciones de alguien que lo había evitado.

Que se fuera al infierno, Nakamoto Yuta.

Sin embargo, cuando comenzó a resbalar por la bañera y apenas era consciente de ello, Yuta lo sujetó por los hombros amplios y lo ancló en su lugar para que no se ahogara.

Yukhei gimió por el simple contacto y se retorció de caderas para abajo.

“…no me toques.” Aunque quería sonar enojado, su petición salió de sus labios más como una súplica.

Apretó los parpados y hundió sus cortas uñas en sus muslos.

“Estas hirviendo.”

Yukhei no dijo nada, e intentó distraer su cuerpo del tacto de las manos del contrario. No se sentía listo para estar desnudo frente al otro, muriendo por ser penetrado hasta caer en la inconsciencia.

“Estoy en celo… es normal.”

Las manos de Yuta temblaron ligeramente y Yukhei sonrió, por lo menos algo como aquello le representaba un esfuerzo físico menos doloroso que respirar el aire lleno de la presencia del japonés.

“No me ayudas ahí.” Apenas separó los parpados pudo ver las mejillas sonrojadas del contrario y los labios entreabiertos. “Déjame solo en mi habitación… para que pueda aliviarme… un poco.”

🐰

Hola, vengo a actualizar esto que había dejado de lado.

Saranjé ❤️❤️🐰

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