Parte 6

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>>ADVERTENCIA LEER CON DISCRECIÓN<<

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El brazo derecho de Raphael levanta la fusta (Vara delgada y flexible, generalmente con una correa en uno de sus extremos, que se emplea para estimular al caballo y darle órdenes.), para dejarla caer sobre una ya maltrecha y roja nalga, la victima inmovilizada deja escapar un gruñido porque la mordaza en su boca le impide gritar. Sin inmutarse Raphael deja caer la fusta al suelo.

Se acerca mientras observa como los pies del individuo, un omega, lo sabe por las feromonas de miedo que deja escapar para indicar su naturaleza, intentan tocar el piso.

Dos cosas lo impiden: primero los tobillos están atados por dos correas de cuero que salen de los extremos opuestos de una varilla metálica, que golpea repetidamente el piso.

Segundo la posición del cuerpo, el torso esta bocabajo sobre una alta y cómoda cama, mientras la parte inferior cuelga por el borde, dejando expuesto la parte baja de la espalda.

Raphael lubrica con saliva su excitado miembro, separa las doloridas nalgas, y en una sola estocada penetra al sometido, oye el grito ahogado en la boca, y los movimientos tratándose de liberar, las veloces manos del latino toman la otra varilla que hace unos segundos descansaba sobre la cadera del chico, para inmovilizarlo jalando los brazos hacia atrás.

Por un momento todo es silenciosos, no quiere soltar el agarre para evitar que el chico escape, y se mueva.

El terror se apodera del alfa, los brazos y hombros del sometido están llenos de cicatrices familiares, el cuello está lleno de sudor que cae directo de una cabellera castaña, con todos los músculos tensos.

De lo más profundo de su corazón deja escapar un grito de horror:

-"SIMON"-.


La mañana fue lo suficientemente ajetreada para ocupar la mente de Raphael, pero en su rostro era notorio su desgaste emocional, las noches sin dormir, el no alimentarse adecuadamente, pero sobretodo no ver a Simon.

El menor en este momento estaba en la semana 34 de gestación, y los médicos lo mantenían aislado, se había contratado a dos enfermeras beta que lo cuidaban día y noche, al parecer no soportaba ningún tipo de aroma de alfas u omegas, incluyendo a los Lightwood y a Clary.

El alfa sentado junto al escritorio, siempre había manejado sus instintos adecuadamente, aceptaba que tenía algunos gustos extravagantes entre ellos el bondage, era una práctica erótica pero siempre había sido consensuado y jamás había lastimado a ninguno de los acompañantes ocasionales.

Lo que realmente lo atormentaba en los sueños no eran las posiciones o los actos, en alguna manera eso lo excitaba era su lado oscuro.

Lo que laceraba continua el alma del joven era ver el dolor en los ojos y el rostro de Simon, la pregunte era ¿lastimaría a Simon?, ¿Realmente lo amaba o era solo el deseo de poseerlo? ¿Llegado el momento lo dejaría para que el omega ocupara su puesto al lado del alfa de la manada Lightwood, como correspondía?


-"NO MAS ESTO ACABA AQUÍ Y AHORA"- Entro en la oficina gritando Lily e interrumpiendo su tren de pensamiento.

-"trate de detenerla, sé que no quieres ver a nadie"- se excusó Lidia mientras sostenía con fuerza a Lily.

La idea de su mejor amiga era sencilla irían los tres, al nuevo apartamento de Magnus, y restablecerían su amistad, porque como decía Lily, se necesitaban.

Más que nunca Raphael necesitaba a su mejor amigo para aconsejarlo, ayudarlo y apoyarlo, y aunque no estuviera de acuerdo con la decisión tomada por Magnus él no podía interferir, lo difícil era que Magnus convivía con Alexander Lightwood, en el edificio de apartamentos del mismo nombre que pertenecía a la manada.


Raphael, Lily y Lidia, estaban sentado en la lujosa sala, los recibió un empleado de la casa, las chicas tomaban vino pero Raphael solo agua, no la había probado.

-"espero que lo que bebes Raphael no sea aguardiente, no quiero una batalla de manadas en la ciudad, por la razón más antigua celos...y menos si no soy la razón."-

Las chicas sonríen y se levanta para abrazar a Magnus, luego con la excusa de conocer el apartamento los dejan solos.

Raphael mira directo a los ojos de Magnus y le reprocha:

-"como puedes meterte en medio de una relación así...lo siento no es de mi incumbencia sé que la amistad requiere de sinceridad pero también de aceptación...no estoy de acuerdo con lo que haces pero no quiero perderte como amigo..."-

Los ojos de Magnus están cristalizados, se acerca a Raphael y lo abraza fuertemente:

-"lo siento...te aseguro que no estamos dañando a Simon, amamos a bebes, nunca los dañaríamos. Solo seremos una familia moderna"-

Son interrumpidos por unos estruendosos gritos provenientes del segundo piso del penthouse.


Dos hombres jadeantes llegan en segundos junto a una puerta de una habitación, de allí salen los gritos, el corazón de Raphael se detiene, es una habitación grande con una agradable temperatura y muy iluminada, tiene estrellas y una luna en el techo, las paredes tiene diferente tonalidades de verde semejando un bosque, junto a las paredes hay armarios y estantes con algunas colchonetas pequeñas y alrededor llenos de juguetes y diferente elementos para bebes, en centro hay unas mecedoras y al lado tres cunas.

-"cuando es el gran día"- pregunta inocente Lidia.

-"pasado mañana será la cesárea"- contesta Magnus.

Raphael gira sobre sus talones, y rápidamente se retira, al llegar al último paso de la escalera Magnus lo toma del hombro, para detenerlo.

-"el vivirá aquí por su seguridad y los pequeños, son descendientes directos y aseguran el fortalecimiento de la manada, y su agresor no fue atrapado...No podemos permitir que cualquier alfa intente matarlos...solo para obtener el control"-

Los ojos del alfa nunca miraron a Magnus,

-"Rapha...tu eres un maravilloso alfa, siempre en control y justo, pero nunca te habías enfrentado a esta situación y tus instintos... solo no quiero verte herido"-

-"debo verlo"- murmuro el alfa.

-"NO"- grito Alec que en ese momento se acercaba a ellos.

Raphael no lo había sentido llegar

RESPETADO SEÑOR SANTIAGO (SAPHAEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora