#O5

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El pelirrojo jadeó al segundo después de que los labios ajenos tomaron los suyos con algo de torpeza y casi pudo sentir que sus dientes chocaron con los opuestos, pero eso no ocurrió. Por el contrario, el nerviosismo y la agresividad de un primer momento desapareció con rapidez y la mano que no soltó su rostro durante todo ese tiempo al fin le permitió relajar los párpados, sintiéndolos cansados después de tanto tiempo con estos siendo presionados.

Mas no los abrió, no tenía necesidad. La mano de Bakugou que se le escapó fue tomada de nuevo y casi pudo sisear cuando sintió un gruñido fundirse en ese inocente y cálido beso.

Él, al fin moviéndose, se dirigió a los rubios cabellos opacos y hundió sus dedos entre los mechones suaves, despeinándolo un poco más de lo normal, no importaba, se sentía increíblemente bien poder tocar a Bakugou con su consentimiento.

Y su boca... Ni siquiera podía expresar lo bien que se sentía el beso. En un primer instante temió por sus dientes, jamás había besado a nadie pero estaba bastante seguro de que su dentadura filuda no sería una experiencia agradable, sin embargo, como si naciera para ello, Bakugou parecía ingeniársela muy bien, pasando su lengua por entre las puntas sin temor pero con cuidado, ni demasiado, ni muy poco. Kirishima suspiró de nuevo, mientras sus dedos presionaron con más fuerza el agarre de sus manos y su pulgar acarició la mano ajena.

Por ninguna razón en específico, puesto que Kirishima estaba seguro de que podía vivir eternamente besando los labios de Bakugou, se separaron, más por demanda del rubio que del mismo pelirrojo. El último mencionado suspiró nuevamente al dejar los labios ajenos, y pudo jurar que antes de apartarse por completo Bakugou dejó un pequeño beso en sus labios, pero no estuvo seguro, realmente ni siquiera estaba seguro de estar despierto.

—No tengo que saber algo que sé hace mucho, idiota.

—¿Qué?

—Feliz cumpleaños, pelos de mierda.

Sus labios fueron atrapados nuevamente y no opuso resistencia alguna, ¿quién lo haría? El cuerpo de Bakugou fue acomodándose sobre el suyo mientras las manos torpes de ambos se movían y tocaban con inocencia sobre el otro. Nada sexual, nada salvaje, los dedos de Bakugou tomaron los lados de su cuello con tanto cuidado y cariño que Kirishima sintió derretirse.

Si lo contara, sabía que nadie le creería que existencia un Bakugou tan cuidadoso y atento, pero realmente eso no importaba, pues no permitiría que absolutamente ninguna persona conociera esa faceta del rubio ceniza, eso era algo que le pertenecía, algo por lo que se permitía ser extremadamente posesivo y celoso, algo por lo que se permitió abrazarlo con fuerza durante esa noche.

+

—Mmmn...

Kirishima se removió en su cama al ya no soportar más la luz del día entrando por su ventanal. Se maldijo por haber dejado ese pase a su balcón abierto, aunque casi al instante recordó que realmente no fue él quien lo hizo. Quiso moverse para pellizcar su mejilla y asegurarse de que no se trataba de un sueño, pero, a pesar de que uno de sus brazos respondió con normalidad, el otro se encontraba medio dormido debido a un peso apoyado sobre él.

El pelirrojo cerró su boca con fuerza para ahogar un exagerado grito al ver a Bakugou acurrucado a su lado, en la cama. Los rubios cabellos le hacían pequeñas cosquillas por todo el largo de su brazo, mientras el más alto parecía encontrarse teniendo un agradable sueño, con el rostro relajado y su respiración tranquila.

Después de despabilar por completo, Kirishima se tranquilizó a sí mismo y a su acelerado corazón. La noche anterior se quedó hasta tarde conversando con Bakugou, quizás se debía al sueño, pero el rubio fue increíblemente sincero en todo lo que le dijo. Resultó que al final Bakugou había conseguido un trabajo de medio tiempo en diferentes lugares, con el permiso de Aizawa para llegar más tarde a su dormitorio. No podía entrenar horas extra debido a la gran cantidad de quehaceres que tenía que hacer, y todo se resumió en comprarle a Kirishima esos nuevos lentes de visión nocturna que había visto en internet.

Aunque con franqueza, Kirishima aún no se había acercado a abrir la bonita caja decorada con papel de regalo, donde imaginó se encontraba el objeto por el que Bakugou se había esforzado tanto.

Por último, ya cuando el rubio parecía que no podía más con su propio cansancio, le murmuró una promesa propia que se había hecho. Si conseguía entregarle su regalo el día de su cumpleaños, le diría a Kirishima que lo quería de una forma totalmente romántica.

Cuando Bakugou cayó dormido, Kirishima se quedó mucho tiempo despierto intentando que su rostro deje de estar tan rojo como su cabello. Bakugou no se lo dijo, pero le insinuó que siempre estuvo al tanto de lo que Kirishima sentía por él, incluso antes de que el mismo Kirishima lo supiera.

"—¿Qué clase de hombre sería si no me contengo hasta cumplir mi promesa?"

Fue lo que dijo Bakugou en uno de sus instantes medio-despierto y medio-dormido. Después de eso, no se besaron de nuevo. No hubo tiempo en realidad, Kirishima permitió que el cuerpo dormido de Bakugou recibiera el calor del suyo y se acurrucó con el más alto.

Esa mañana, su alarma aún no sonaba avisándole del inicio de clases, por lo que imaginó que de la misma emoción y temor de que todo no fuera real, su metabolismo lo obligó a despertar bastante temprano. Fuera como fuera, ahí estaba, Bakugou seguía descansando a su lado, con las mismas ropas que llevaba el día anterior.

—Baku... —Estiró su mano para intentar tocar la mejilla del más alto.

—¡KIRISHIMA, FELIZ CUMPLEAÑOOOOS!

Se quedó paralizado al escuchar el fuerte grito de Kaminari y segundos después su puerta abrirse de par a par de un buen golpe. De lo desganado que estuvo el día anterior ni siquiera recordaba si la cerró bien o no, pero ahí estaban: Kaminari, Midoriya y todos los demás chicos de su salón aparecieron vestidos con sus pijamas y rostros soñolientos, como si todo el destino se hubiera puesto en su contra.

El problema surgió cuando ese ruido fue suficiente para despertar a Bakugou, pues todos los muchachos, tan paralizados y nerviosos como él, observaron al rubio levantarse en cámara lenta, desperezándose con total tranquilidad, enfocando su mirada en el pelirrojo a su costado.

—¿Por qué rayos haces tanto escándalo, idiota?

Kirishima no se movió, no podía. Bakugou siguió la dirección hacía donde miraba el pelirrojo y se encontró con todos sus compañeros ahí, mirándolo totalmente despiertos debido al shock. Kirishima estuvo seguro de haber escuchado los primeros chasquidos como pequeños juegos artificiales explotar en las palmas de Bakugou.

Lo siguiente que se oyó fue una enorme explosión proveniente de la habitación del cumpleañero, Kirishima Eijiro.

Quien pudo afirmar que ese año fue, en definitiva, su mejor cumpleaños.

FIN


¡Gracias por haber leído esta historia! La concluí hoy porque llegó al 1k y eso me hace muy feliz, muchísimas gracias por ello. Una anécdota es que la historia en realidad era un poco diferente, pero perdí el archivo y al rehacerla terminó de esta manera, aunque no me molestó el resultado, de hecho me gustó más. ¡Gracias a todos! Y si gustan, sólo si quieren, pueden pasarse por otro fanfic Kiribakushima que tengo, llamado "El batir de tus alas", está en mi perfil. ¡Hasta pronto!

Todo sea por ti. | Kirishima Eijiro x Bakugou KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora