Capítulo 7

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Shin y Shura entraron a la sala de música cuando estaba terminando de acomodar una de las guitarras en su lugar. Vinieron directamente a mi, me sentaron en una silla y comenzaron a observarme detenidamente, compartiendo miradas entre ellos a cada segundo.

En momentos como esos odiaba que fueran gemelos y usaran ese lazo que los une, aunque Heiwa y yo también lo teníamos y lo usábamos constantemente.

—¿Qué sucede? ¿Tengo algo en la cara?

Ellos negaron.

—Heiwa me comentó a papá que el padre de Axel vendría a hacerte un chequeo hoy y vinimos lo antes posible a verte—explicó Shin.

—¿Por qué viene? ¿Te sucede algo grave?—preguntó Shura.

Negué.

—Al parecer Heiwa no sabía del insomnio y se preocupó mucho, más de lo que es necesario. Puedo decir que exagera mucho.

Mis hermanos asintieron.

—Heiwa se ha vuelto más dramático estos últimos años, también se ha vuelto sobreprotector y es casi un acosador en cuánto a lo que te rodea.

Me reí. Mis hermanos y padre me adoraban por igual desde que había nacido y me protegían más que a una piedra preciosa, pero Heiwa era quien más exageraba.

—Bueno, eso ya no importa—declaré—Cuéntenme que ha sido de ustedes, el abuelo mantiene todo lo relacionado con ustedes y papá en secreto.

Aunque lo trataron de ocultar, pude ver cómo la tristeza recorría sus rostros. Que tuvieran ese sentimiento era completamente mi culpa. Al abuelo jamás le había agradado papá, lo odiaba por alguna razón que todos, incluso la abuela, desconocíamos. A decir verdad el matrimonio de mis padres fue un milagro. La abuela Anastasia y los abuelos Crownofswords hicieron todo lo posible para que mi abuelo lo aceptara y los dejara ser felices. Mientras mamá estuvo embarazada de los gemelos, el abuelo estuvo calmado y aparentemente se puso feliz de que nacieran con el cabello negro noche de los Potemkin. También estuvo feliz de que los niños llevarán primeros nombres rusos y japoneses en segundo plano. La relación entre papá y el abuelo comenzó a ir mejor durante los años posteriores a los que nacimos Heiwa y yo, y termino por destruirse tras la muerte de mamá. Ese fue el caos que selló la relación entre ellos. Pese a que la abuela aún telefonea a papá con frecuencia, el abuelo no le dirije la palabra y no lo quiere ver ni en pintura.

—Realmente no ha pasado nada en particular—dijo Sasha—Ambos tenemos novias y estamos cursando con excelencia nuestras carreras universitarias.

Asentí.

—Bien, más les vale no casarse sin mi permiso—los apunte con el dedo índice—Porque si lo hacen los mato.

Ellos rieron.

Seguimos hablando de cosas sin sentido y en algún que otro momento recordando nuestro pasado. Justo cuando empezábamos a entrar en calor con la conversación la puerta se abrió y un mayordomo apareció.

—Disculpen jóvenes, la señorita Hana tiene una llamada del duque Potemkin en la sala de reuniones del tercer piso—dijo, después de hacer una reverencia.

Asentí y me despedí de mis hermanos.

Hice todo el camino hasta la sala de reuniones de papá en el tercer piso y por unos segundos dudé en abrir la puerta. Creo que sabía lo que me esperaba detrás y no quería enfrentarlo. En un arranque de valor abrí la muerta y me arrepentí al segundo siguiente de ver a mi abuelo en la pantalla de la sala.

El abuelo Nikolas tenía el cabello negro noche con unas cuantas canas bien peinado hacia atrás, un bigote y una barba bien cuidados, el traje negro pulcro y sin ninguna arruga y unos ojos azul eléctrico con arrugar alrededor.

La razón de mis sonrisas y mis lágrimas. [INAZUMA ELEVEN] ¡En Edición!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora