Capítulo 5

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Nuestros ojos se encontraron en un mar de emociones contenidas que me esforzaba por leer en los ojos de él. De haber tenido a Eco cerca ella abría interpretado lo que él sentía. Sentía curiosidad de saber porque sus ojos inexpresivos brillaban y cobraban vida cuando me miraban.

Aria lo miró y sentí como todo su ser se estremecía. Le tomé las manos para evitar que hiciera una estupidez, aunque sabía que con solo pensar lo que quería esto se cumpliría.

El silencio se instaló entre nosotros, un silencio tenso y palpable que ni yo ni Aria íbamos a romper. Entonces finalmente dijo:

—Buenos día.

Aria y yo nos miramos y le devolvimos el saludo. Despidió reanudar su caminar y me llevó con ella lejos de la mirada cargada de sentimientos de Axel.

Entramos a la sala de estar con la personalidad fiestera de Aria por los cielo, sacó una libreta de uno de los cajones de una cómoda al lado de uno de los sillones y se puso a escribir algo en italiano. Algo bueno de tener amigas de distintos países del mismo era aprender su idioma y no me costó mucho leer lo que Aria escribía.

Fiesta de XV años.

Fruncí el ceño confundida.

—Es una celebración mexicana—explicó—Son parecidas a las fiestas que tus abuelos organizan en Rusia, pero los invitados son menos reservados y no tienes que bailar con un solo chico.

Asentí.

Seguí leyendo sus anotaciones. Ella se haría cargo de la decoración, Selesia contactaría a la modista para el vestido, Eco del pastel y Lena de los invitados. Todo estaba planeado.

Un nombre en la libreta me llamó la atención y tuve que hacer esfuerzo por pronunciarlo.

—Sofía Torres—dije después de un rato de pronunciarlo en mi mente—¿Quién es?

Aria me miró con los ojos muy abiertos.

—¿No sabes quién es?

—Por eso te pregunto.

Ella negó y se frotó la sien.

—Sofía Torres es la mejor diseñadora mexica de vestidos de XV años del mundo. Sus creaciones están repartidas por todo el mundo y son muy costosas. Tiene nuestra edad, pero dicen que es un prodigio con la costura desde que tenía siete años. Su fortuna incluso supera la de tus abuelos y dicen que para contactarla debes estar en espera en una lista de cinco años de espera—explicó—Es una leyenda viviente.

En mi mente sonaba ridículo, pero saliendo de la boca de Aria no lo era, tenía sentido. Aunque me sorprendía el hecho de que hubiera una niña de catorce años más rica que mis abuelos. Quería conocerla.

—Si tiene una lista de cinco años de espera, ¿cómo se supone que la vamos a contactar para que haga mi vestido?

Ella sonrió, tuve la sensación que esa era la pregunta que esperaba desde el principio.

—Para tu suerte es pariente de Selesia y una muy buena amiga mía, así que no dudará en devolverme el favor que me debe. Tu no te preocupes por eso.

Siguió hablando sin parar de la lista de invitados, pero hubo algo que me llamó la atención.

—Estas olvidando a la tía Kherstin—dije, quitándole el lápiz y escribiendo el nombre de mi tía y su familia—Es impre...

—Hana, está no es una fiesta rusa a la que debas invitar a todos tus parientes. En tus anteriores fiestas tus abuelos los duques no han invitado a tus abuelos magnates a su palacio para felicitarte en tu cumpleaños, si ellos pueden no invitar a familiares tuyos, tú también puedes elegir invitarlos o no, es tu decisión, no la de ellos.

Ella tenía razón. Cada año mis abuelos los duques decidían no invitar a mis abuelo paternos para que no tuvieran que codearse con plebeyos, aunque lo fortuna que mis abuelos amasaban hasta el día de hoy era muy grande, lo suficiente como para poder ser considerados duques de Japón o algo así, sin embargo mis abuelos maternos tenían sangre azul corriendo por sus venas.

Mi abuelo materno era un Romanov, de los pocos que quedaban desde la masacres a la familia real rusa hace más o menos un siglo, un heredero directo del trono, si lo hubiera todavía, los mandatarios rusos le permitieron conservar el título de príncipe y por consiguiente su hija mayor lo heredaría, luego alguien designado por ella. Mi abuela era una Potemkin Feodorovna, por años esa familia había producido candidatas a emperatriz, princesas de otros reinos, duquesas de ducados importantes y emperatriz de Rusia. Ambos eran nobles de muy alto prestigio entre los que aún quedaba en Rusia y desde la muerte de su hija mayor, mi madre, yo había sido tomada por ellos bajo su ala protectora y su futura heredera. Cómo si hubiera tenido elección. Solo recuerdo que llegaron unos días después de la muerte de mi madre, le exigieron a mi padre mi tutela, mi padre obviamente no  iba a dejar que me llevaran de su lado, pero yo intervine y me fuí por decisión propia. Recordar la razón por la que tomé esa decisión me llena de vergüenza hoy en día y si pudiera cambiar lo que hice ni lo haría de todos modos. Conocí grandes personas gracias a esa decisión y jamás cambiaría mis amistades.

Taché el nombre de mi tía y dejé que ella siguiera escribiendo la lista de invitados.

Oí pasos fuera de la sala de estar y me volví a mirar justo a tiempo para ver a Axel, Heiwa y otros dos chicos entrar.

Heiwa vino hasta mi y Aria y nos señaló.

—Mi melliza Hana y su amiga Aria—nos presentó—Ellos son Jude y Mark—los señaló.

Aria me miró con el ceño fruncido y por medio de una rápida mirada le dije que no era nada raro, solo mi hermano siendo mi hermano.

—Un gusto—dije.

Aria solo los saludó con un movimiento de cabeza y siguió escribiendo.

—¿Qué hacen?—preguntó.

—Aria tuvo la maravillosa idea de celebrar mi fiesta de cumpleaños aquí con una temática tradicional de quinceañera mexicana.

No era solo mi cumpleaños, también era de Heiwa y, de cierta forma, de Axel.

Heiwa no dijo nada y con la misma con la que entró salió.

—Tu hermano es extraño.

Reí.

—No has conocido a la familia de mi padre.

Aria sonrió y siguió escribiendo, haciendo llamadas de vez en cuando y gritando y enseñándome fotos de cosas que se verían hermosas en la fiesta.

Aún faltaba decirle a mi padre lo que estábamos planeando, pero no tenía dudas de que aceptaría gustoso que celebrará, por primera vez en cuatro años, un cumpleaños juntos e él y mis hermanos.

La razón de mis sonrisas y mis lágrimas. [INAZUMA ELEVEN] ¡En Edición!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora