Capítulo II: "favores por favor".

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El último trueno se oyó.

- Mierda. -exclamó Ranma al ver las gotas descender y rápidamente se acopló al cuerpo de Akane bajo el árbol que desgraciadamente era pequeño en longitud pero perfectamente tupido como para evitar que el agua se filtrase.

- ¿Ranma? -llamó Akane mientras lo veía (extremadamente cerca) con sus brazos haciendo de techo sobre su cabeza al mismo tiempo que evitaban que todo su peso la aplastará.

- Ya lo sé, lo lamento Akane -suspiró- pero entiende que no puedo transformarme en mujer en un lugar así de inadecuado.

- Si pero Ranma, me estás apretando muy fuerte y... -bajo la vista dejando que su fleco cubriera su rostro- me duele el busto.

Los ojos del muchacho se abrieron como platos, su cuerpo se tenso, su cabello se crispó y sus dientes se apretaron entre sí causándole una grotesca mueca. De inmediato se alejó no más de cuatro centímetros, después de todo, detrás suyo había una cancha de fútbol repleta de pubertos y otra de basket que no era la excepción.

- ¿Qué tal si voy a casa por un paraguas? -propuso Akane.

- Olvídalo. Te vas a resfriar, el agua debe estar helada.

- No lo creo.

- ¿Sí? ¿Por qué?

- Porqué de ser así no estarían esos chicos jugando. -respondió Akane.

- Déjalo. Pronto parará.

"suertudos ellos que pueden jugar bajo la lluvia" pensaría de seguro Ranma en ese momento cuando la lluvia se volvió tormenta. No era para nada bueno que se convirtiera en "la chica de cabellos de fuego" frente a tanto mar de hormonas y temeroso de ser la despampanante pelirroja que todo el mundo volteaba a ver se volvió a apegar a su prometida pero está vez por completo, quién pasará por allí creería que era la más bella escena de dos jóvenes enamorados; estaban a milímetros el uno del otro.

- Bien. -suspiró Ranma- Esperemos unos pocos minutos más.

Akane asintió y ambos esperaron pero nada... no paro de llover, en cambio estaba empeorando.

- Ni modo, Akane. Corramos a casa. -dijo resignado y al dar su segundo paso se volvió la bonita pelirroja- ¡Vamos! ¡No te detengas, Akane! -gritó con su voz femenina.

- ¡Si! -gritó Akane y luego de unos cuantos minutos llegaron a la casa.

- Vaya tormenta... -exclamó Ranma mientras ambos recobraban el aliento de pie en el umbral de la vereda y tras un descanso fugaz bajo el techo para luego dirigirse a la puerta principal, dónde sin saberlo, Ryoga les esperaba con unas toallas.

- Ryoga. -dijo Akane, asombrada al verlo.

- Hola. -saludo.

- ¿Qué tal Ryoga? -dijo Ranma mientras tomaba una toalla.

- ¿Qué te trae por aquí? -preguntó Akane al tomar otra.

- Una simple visita. -respondió- Llegué justo cuando comenzó a llover.

- Que bueno que no te mojaste. -le dijo Akane sonriente- Tenías razón, Ranma. -comentó al verlo ahora a él.

- Como siempre. -respondió con aires de grandeza mientras frotaba con la toalla su cabello.

- El agua estaba helada.

- Deberías ir a cambiarte o podrías pescar un resfriado. -le recomendó Ryoga.

- Si. -asintió Akane.

- Quédate un rato más. -le invitó Ranma.

- Si, por favor. Adelante. -tambien Akane invitó.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2019 ⏰

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De viaje a China. -Ranma ½- Xian-pu (Shampoo) y Mousse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora